La conservadora Sanae Takaichi, del Partido Liberal Democrático (PLD), ha sido elegida este martes como nueva primera ministra de Japón, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar el cargo en toda la historia del país asiático. Su elección marca un momento histórico en una sociedad tradicionalmente dominada por hombres en el ámbito político.

Takaichi, de 64 años, ha sido investida tras ganar la votación parlamentaria celebrada en el Parlamento japonés. Obtuvo 237 de los 465 votos, superando por cuatro el mínimo necesario para ser elegida en primera ronda. Su rival más cercano, Yoshihiko Noda, líder del Partido Democrático Constitucional (PDC), obtuvo 149. Otros candidatos, como Yuichiro Tamaki del Partido Democrático para el Pueblo (PDP), y Tetsuo Saito, del antiguo socio de coalición Komeito, consiguieron apoyos más limitados.

El nombramiento de Takaichi ha sido ratificado también en la cámara alta, donde derrotó a Noda en segunda ronda con un amplio margen: 125 votos a favor contra 46. El ambiente en la cámara baja ha sido de celebración, con aplausos y exclamaciones de apoyo a la nueva dirigente.

Su victoria se vio favorecida por un acuerdo firmado en la víspera con el Partido de la Innovación de Japón (Ishin), que se ha convertido en nuevo socio de coalición del PLD. Esta alianza ha sido clave para asegurar la mayoría parlamentaria, tras la salida de Komeito de la coalición de gobierno, que había durado 26 años.

"Desde la salida de Komeito, hemos buscado una nueva estructura de coalición con formaciones con políticas cercanas", ha explicado Shunichi Suzuki, secretario general del PLD y número dos del partido. Suzuki ha asegurado que el nuevo gobierno trabajará para responder a las preocupaciones sociales, especialmente las relacionadas con la inflación y el aumento del coste de vida.

Gobierno en minoría

A pesar de ello, el gobierno de Takaichi nace en minoría y con el reto de establecer diálogo con una oposición fragmentada pero activa. "Nos esforzaremos por buscar el consenso y el apoyo necesario para sacar adelante nuestras políticas", ha dicho Suzuki.

La nueva etapa se abre tras la dimisión del hasta ahora primer ministro, Shigeru Ishiba, que renunció al cargo en septiembre tras los malos resultados electorales que dejaron al PLD sin la mayoría en las dos cámaras de la Dieta. En las primarias internas del partido, celebradas el 4 de octubre, Takaichi se impuso en segunda ronda, consolidándose como una de las figuras más destacadas del ala dura del PLD.

El nuevo gabinete será anunciado en las próximas horas, y se prevé que Takaichi priorice medidas económicas urgentes y una agenda conservadora en materia de seguridad y política exterior. Japón, por primera vez, tiene a una mujer al frente del gobierno. El reto ahora es ver cómo gestionará este momento histórico y si podrá mantener la estabilidad política en un contexto complejo.

Takaichi, fan de Margaret Thatcher

Takaichi es una política conservadora japonesa que acaba de hacer historia al convertirse en la primera mujer que presidirá el gobierno nipón. Exministra de Seguridad Económica y conocida por su afición al heavy metal, Takaichi es también una ferviente admiradora de Margaret Thatcher, modelo de firmeza y autoridad que inspira su discurso político. Nacida en la prefectura de Nara, es licenciada en Administración de Empresas e inició su carrera política en 1993, destacando siempre por su determinación y su alianza con el ala dura del Partido Liberal Democrático (PLD). Es vista como una figura de mano dura, especialmente en temas de seguridad nacional, donde defiende un Japón más fuerte y asertivo, con una revisión de la constitución pacifista y una mayor dotación militar.

Su imagen pública es tanto controvertida como potente. Takaichi ha sido capaz de aglutinar al sector más conservador de su partido y de generar una base sólida a pesar de la sociedad nipona, tradicionalmente patriarcal y reticente a figuras femeninas en la alta política. Además de sus posturas firmes sobre la defensa y la soberanía nacional, mantiene posiciones ultraconservadoras en materias sociales, como el rechazo al matrimonio homosexual o la política restrictiva de inmigración, bajo el lema de “Japón primero”. Su presencia en lugares simbólicos como el santuario Yasukuni, junto con su línea dura hacia China y Corea del Norte, la sitúan como una líder que pretende consolidar un Japón más orgulloso y autónomo, pero también más dividido y polémico.