La brutalidad y venganza de Vladímir Putin podría ser una bomba de rabia por haber destrozado el puente de Kerch, que unía hasta ahora la península de Crimea con Rusia. Sus ataques indiscriminados contra la población civil, sin embargo, plantean serias dudas y posibles giros de guion en esta guerra. Misiles rusos habrían destrozado el puente de peatones de Kyiv, un lugar emblemático y popular. Los bombardeos cayeron sobre parques y sobre distritos residenciales y el centro de la ciudad en hora punta. En algunos sitios se dañaron los suministros de agua o eléctricos. También de transporte. El terror que provocaron recordó los primeros días de guerra, dónde los ciudadanos se refugiaban a las estaciones de metro de la ciudad

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Los ataques acabaron con la falsa sensación de 'normalidad' en ciudades como Kyiv, donde los bombardeos ya no se producían desde hacía semanas. Putin fue atacado un día después de su cumpleaños con la destrucción del puente de Kerch. La reacción ya se esperaba, aunque no se sabía cómo se produciría. Los bombardeos no cayeron sobre puntos estratégicos ni militares. Cayeron sobre ciudades y sobre civiles. Un hecho que podría dejar entrever, tal como destaca un artículo de la CNN, la obsesión del líder ruso para conseguir nuevos objetivos y un mensaje claro: Putin no permitirá que lo humillen.

Por otra parte, este lunes se ha sabido que Bielorrusia y Rusia han acordado preparar un contingente para combatir en Ucrania. Bielorrusia ya permitió que Rusia utilizara su territorio como escenario hace unos meses, pero afirmó que no enviaba tropas a la guerra de Ucrania, un hecho que podría cambiar muy pronto con este anuncio. Sobre todo porque el presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, habría acusado a Ucrania de preparar un ataque en Bielorrusia. Un hecho que podría desencadenar y precipitar cambios en la guerra. Además, hay que recordar que Bielorrusia cambió la suya la constitución el mes de febrero pasado y permitiría que las armas nucleares rusas descansaran sobre su territorio después de abandonar su estatus de país no nuclear. Un hecho que, claro está, habría puesto en tensión a los vecinos de la zona.

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La TV estatal rusa aconseja provocar una crisis migratoria en Europa

En este contexto, la propaganda rusa continúa. Mientras a un lado, la guerra se presenta de una manera, en Rusia se vive otra cara. Andrey Sidorov, vicedecano de la Escuela de Política Mundial de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú, ha instado a Rusia a "cortar todos los vínculos" con Europa, empezando con los países bálticos y provocar una crisis de refugiados en el continente. "¿Por qué necesitamos una Europa hambrienta, fría, sucia y pobre?", ha preguntado al presentador del programa. "Podemos cortar todos los vínculos con ellos".

En este sentido, Sidorov ha manifestado que aislar Europa llevará al continente "a la supervivencia" y que los Estados Unidos no los ayudarán. Así, ha verbalizado que no sentía "lástima" por los europeos, y ha expuesto que Rusia tendría que esperar "el momento adecuado" para cortar vínculos y "provocar una crisis migratoria en Europa con una nueva ola de ucranianos".

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¿Continuaría la guerra de Ucrania sin Putin?

¿Qué pasaría con la guerra de Putin si dejara el cargo? Sería una pregunta con mil respuestas especulativas. Desde la invasión de Ucrania, el pasado 24 de febrero, ha habido deliberaciones y pronósticos de todo tipo sobre si el líder ruso seguiría al frente del Kremlin. Ya sea por sus problemas de salud o bien por una destitución política interna. Un hecho que, cuando menos, parece implanteable. Rara vez se ha visto que un líder empiece una guerra, que esta acabe siendo larga y costosa y decida desistir sin una victoria clara. También se ha demostrado que los cambios de liderazgo no tienen por qué comportar paz. Así lo desarrolla un artículo del portal War on the Rocks, que destaca que los líderes políticos siempre quieren evitar la culpa y el castigo interno por una guerra fallida. Y eso, precisamente, podría tener un efecto poderoso en la toma de decisiones sobre como se acaba una guerra (o no se acaba). Una explicación que tal vez podría encontrarse en los últimos bombardeos sobre la población civil ucraniana.

Sea como sea, todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones exactas. Si bien es cierto que, tal como señala el artículo, los líderes que empiezan una guerra no quieren cargar con culpabilidades y, por lo tanto, pueden seguir luchando aunque las esperanzas de victoria sean mínimas. En este sentido, la misma publicación constata que a menudo es necesario un cambio de liderazgo para acabar una guerra. Aunque eso, tampoco quiere decir que los nuevos líderes estén libres de culpa o no tengan presiones internas por estas mismas guerras empezadas por sus predecesores.

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¿Qué pasaría si ahora Rusia cambiara de líder? De nuevo una pregunta muy compleja para responder rápidamente. El portal War on the Rocks, constata que podría ir en muchas direcciones. Hay una gran cantidad de sucesores potenciales. Desde Dmitry Medvedev hasta Sergei Sobyanin, que siempre se ha querido distanciar de la guerra de Putin. Algunos han planteado que sea incluso Alexey Navalny, a pesar de que con pocas posibilidades, que sea su sustituto. Fuera quien fuera el sustituto, la política de culpa que describe el artículo podría perseguir al nueve. Así, cualquier nuevo líder que busque acabar la guerra de Rusia se encontraría con obstáculos internos y enfrentaría el liderazgo político con el militar. En este sentido, la guerra podría continuar incluso sin Putin.

La explicación de eso, tal como subraya al autor del mismo artículo, es sencilla. Se centra en la lógica de la supervivencia política o la idea que la toma de decisiones políticas está influenciada y determinada por el deseo de evitar la culpa y el castigo político. Los líderes que empiezan la guerra o que están estrechamente vinculados con el inicio de un conflicto, están más vinculados a ser considerados responsables por la población y las élites, por lo tanto, ser castigados si la guerra acaba mal. De esta manera, tal como se ha resaltado, la tendencia es seguir luchando a pesar de las pocas esperanzas de ganar.

¿Putin podría escalar todavía más el conflicto?

Es muy difícil y complejo sable qué le pasa por la cabeza a Vladímir Putin. Hace solo unos días, el director del Centro Havighurst de Estudios Rusos y Postsoviéticos de la Universidad de Miami, Stephen Norris, explicaba en conversación con ElNacional.cat que los acontecimientos iban muy rápido y que especular sobre el futuro era muy complicado. Sin embargo, ya exponía que Putin intentaría escalar la guerra. "Los nuevos reclutas no tienen suficiente entrenamiento o equipo. Putin todavía intentará escalar la guerra –esta es su tendencia– y tenemos que continuar preocupados por sus amenazas nucleares". De esta manera, constata que "el Kremlin está planeando una guerra prolongada: también ha seguido insistiendo en que esta guerra es existencial, una amenaza a la misma existencia de la misma Rusia".

 

Imagen principal: el presidente ruso, Vladímir Putin, en una conferencia con gobernadores rusos / Efe