Semana importante para Rusia. Día importante en el espacio exsoviético, que conmemora el Día de la Victoria, es decir, el día que el ejército rojo derrotó el Tercer Reich. El presidente ruso, Vladímir Putin, ha ofrecido un cese temporal de las hostilidades a partir del 8 de mayo para conmemorar la victoria sobre el nazismo. Pero, según el exdirector del MI6 británico, Sir Alex Younger, esta propuesta es solo una nueva maniobra para manipular a la opinión pública. En realidad, el Kremlin está preparando una guerra a gran escala contra Europa.
La guerra de drones: una nueva fase del conflicto
Mientras tanto, el conflicto en Ucrania entra en una nueva fase tecnológica. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha desafiado Putin proponiendo un cese incondicional de las hostilidades, mientras que Estados Unidos ha adoptado gran parte de los objetivos rusos como principios iniciales para cualquier negociación. Recientemente, Zelenski firmó un acuerdo con Trump para un intercambio de minerales por armas, asegurando que cualquier ayuda militar de EE.UU. tendrá un valor asignado y se registrará en un fondo de inversión conjunto.

Esta estrategia busca garantizar que Estados Unidos mantengan un incentivo financiero para seguir dando apoyo a Ucrania. Sin embargo, Rusia espera que cualquier acuerdo de paz permita mantener el control sobre las partes de Ucrania que ya ha ocupado. Estados Unidos y Rusia han acordado previamente que Zelenski tendrá que aceptar esta realidad desde el inicio de cualquier discusión.
La inteligencia danesa alerta del peligro
En su informe anual, el Servicio de Inteligencia Exterior Danés advierte de que la guerra en Ucrania definirá la seguridad europea más allá de 2025. Según el informe, Rusia intensificará el uso de medios híbridos, como sabotajes y campañas de influencia maliciosa, y probablemente estará más dispuesta a desafiar los países de la OTAN con medios militares. Eso aumentará la amenaza militar de Rusia en los próximos años.
Ucrania: ganando la guerra de los drones
Desde el inicio de la invasión a gran escala por parte de las fuerzas rusas el 24 de febrero de 2022, Ucrania ha pasado de una defensa improvisada a una guerra tecnológica avanzada. Aunque las tropas rusas han estado exhaustas y maltratadas, también están profundamente frustradas por la suposición de que están perdiendo una guerra de atrición y que una victoria rusa es inevitable. Según un informe de The Independent, Ucrania ha recibido bastante equipamiento de sus aliados para que Rusia se vea obligada a retroceder, pero no para ganar. Los generales y analistas de inteligencia coinciden en que las cifras de bajas son “insostenibles” para Ucrania. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, dijo que Ucrania tendría que recibir la ayuda que necesita, pero que será Ucrania a quien tendrá que decidir qué compromisos está dispuesta a hacer para conseguir un resultado aceptable en la mesa de negociaciones.

¿Y ahora qué vendrá?
Si Putin gana en Ucrania, el miedo es que pasen cosas similares a Lituania, Moldavia o incluso Polonia. Estados Unidos ya no está dispuesto a asumir la carga de la defensa de Europa y se están retirando de Kyiv. Trump ha actuado como si hubiera cambiado de bando y favorece a Rusia. Incluso excluyó a Moscú de su última ronda de aranceles mundiales. Ha exigido un cese de las hostilidades contra la energía y en el mar Negro, un hecho que favorece a Putin. Ha dicho que el Kremlin podría quizás quedarse con las tierras que ha capturado en Ucrania y que Kyiv puede olvidarse de entrar en la OTAN, para siempre, y de cualquier ayuda de EE.UU., a menos que haga lo que Trump quiere.
Pero el análisis del Instituto Kiel concluye que el coste de sustituir todo el apoyo militar de EE.UU. en Ucrania “sería posible con relativamente poco esfuerzo adicional”. Actualmente, los gobiernos europeos contribuyen con unos 44.000 millones de euros anuales a la defensa de Ucrania, o aproximadamente el 0,1% de su PIB combinado, un compromiso fiscal relativamente modesto. La prioridad de Europa, sin embargo, es apoyar a Ucrania.