"No quiero ser un reflejo de la propaganda del estado". Kamran Manafly, profesor de geografía de 28 años, colgó una foto en Instagram con estas palabras justo unos días antes de que se restringiera esta aplicación a Rusia. "Tengo mi propia opinión. Muchos profesores la tienen. ¿Y sabes qué? No es la misma opinión que la del estado". Estas palabras las escribió justo después de celebrarse en la escuela donde trabajaba una reunión entre el personal docente de una escuela de secundaria en Moscú. El motivo del encuentro era recibir instrucciones de cómo él y sus compañeros tenían que hablar a los alumnos de la situación en Ucrania, para no desviarse de la posición del gobierno.

Tal como explica en conversación con ElNacional.cat, dos horas después de colgar esta publicación en la red social recibió una llamada del director del centro pidiéndole que lo borrara de manera inmediata. "Me negué", comenta. "Después de eso fui despedido por comportamiento inmoral en el lugar de trabajo". "Me entristece que por una publicación de Instagram ordinaria te puedan echar del trabajo, y casi no hay libertad de expresión en Rusia", relata decepcionado. "Ahora, me he marchado del país porque estoy preocupado por mi seguridad". En este sentido, constata que "no tengo planes todavía" y que "solo intento ver qué haré ahora y dónde viviré". Después de ser despedido, Kamran volvió al centro para recoger sus cosas, pero ya no pudo entrar. "Dijeron que tenían una orden para no dejarme entrar", dice. Los niños, sin embargo, sí que salieron a decirle adiós.

Después de que Rusia atacara Ucrania el 24 de febrero, miles de personas expresaron rechazo contra "la operación militar especial", y firmaron peticiones en redes sociales. La respuesta del estado fue detener miles de manifestantes en la calle que protestaban e introducir una nueva ley que castigaba hasta 15 años de prisión la difusión de información "falsa" sobre el ejército ruso.

Putin busca apoyos

En este sentido, el presidente ruso, Vladímir Putin, llenó un estadio de Moscú, con música, discursos de figuras políticas y militares. Según las autoridades locales, unos 200.000 ciudadanos asistieron, pero ¿qué hay, pues, detrás de este acto masivo en la capital rusa? Si se comparan las personas que han asistido al acto y las manifestaciones que hay contra la guerra, que son más pequeñas, se podría constatar que hay cierto entusiasmo por la guerra en Ucrania. Ahora bien, hay que poner énfasis en el hecho de que si una persona se manifiesta sola sosteniendo una hoja en blanco, ya es susceptible de ser detenida. El investigador The Wilson Center Kamil Galeev se hace eco en las redes sociales de un vídeo donde se ve un periodista pidiendo a un grupo de seguidores fuera del estadio por si quieren decir algunas palabras. En un principio todo el mundo huye. Finalmente, uno responde: "Nos han empujado a un autobús y nos han llevado aquí". En este sentido, Galeev constata que hay que entender que todas las manifestaciones en apoyo a la guerra están escenificadas. "Putin reprime cualquier acción política independiente y no permitirá ni una protesta a favor ni en contra de la guerra. Los nacionalistas rusos que intentan hacer protestas a favor de la guerra son arrestados y amenazados con ir a la prisión".

Galeev habla de una estrategia. Cгон бюджетников. O dicho con otras palabras, presionar a los empleados del gobierno. "El gobierno obliga en la universidad, escuelas, estudiantes, maestros, médicos, funcionarios públicos, cualquiera que esté en nómina a asistir a las manifestaciones". El experto constata que este tipo de prácticas ya se produjeron también el año 2014, donde docentes, como sería el caso de Manafly, se vieron obligados a dar apoyo a manifestaciones por la ocupación del Donbass. También muestra a través de Twitter un supuesto mensaje de Whatsapp dónde se puede ver que "la administración obliga a los maestros a recoger cartas, pinturas si carteles de los niños en la escuela como muestra de apoyo a la guerra". De hecho, ya se han visto algunas muestras de apoyo en escuelas, donde se ve que niños dibujan la forma Z al exterior.

 

Imagen principal: un aula vacía / Unsplash