Mientras Donald Trump descarta aumentar la ayuda militar a Ucrania y los ataques rusos continúan, los líderes europeos buscan una nueva fórmula para financiar la defensa ucraniana. La respuesta que ha emergido es aprovechar los miles de millones de euros en activos estatales rusos congelados en Occidente desde el inicio de la invasión a gran escala en febrero de 2022.

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Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) tienen previsto aprobar este jueves en la cumbre de Bruselas la idea de utilizar estos activos como garantía para un préstamo masivo a Ucrania, aunque muchos detalles cruciales deberán concretarse más adelante. Según los planes preliminares, Ucrania podría recibir hasta 140.000 millones de euros en un plazo de tres años.

¿Cómo funcionaría el plan?

Los activos congelados del Banco Central de Rusia, valorados en unos 290.000 millones de euros, se mantienen principalmente en Euroclear, un depósito central de valores situado en Bruselas. La UE no confiscará estos activos, sino que firmará un contrato con Euroclear para garantizar un préstamo a Ucrania con estos fondos. Al acabar la guerra, la idea es que Rusia pague una compensación por la invasión y, con este dinero, Ucrania podrá devolver el préstamo a la UE, que a su vez desbloquearía los activos congelados para devolverlos a Moscú. Sin embargo, este mecanismo depende de una premisa incierta: que Rusia acepte pagar las reparaciones. En caso contrario, o si la guerra se alarga indefinidamente, el futuro de los activos y de la financiación ucraniana quedaría en el aire.

Obstáculos y riesgos

Bélgica, donde se encuentra la mayor parte de estos activos (dos tercios a escala mundial y el 86% en la UE), ha expresado serias dudas. El país teme quedarse solo asumiendo el riesgo económico si Rusia exige recuperar los fondos o si se levantan las sanciones antes de tiempo. Otros países europeos, en cambio, se muestran dispuestos a compartir este riesgo y consideran bajo el peligro de que Euroclear sea demandado con éxito.

Otro reto es garantizar que los activos rusos continúen congelados a largo plazo. Las sanciones de la UE deben renovarse por unanimidad cada seis meses, y algunos gobiernos, como el de Hungría, han ralentizado este proceso. Por ello, la Comisión Europea estudia un mecanismo legal basado en el artículo 31(2) del Tratado de la UE que impediría a cualquier estado miembro levantar el veto sobre las sanciones y, por lo tanto, descongelar los activos. Este cambio debería ser aprobado por todos, incluyendo países con simpatías hacia Rusia como Hungría y Eslovaquia.

Si todo va según el plan, se espera que el texto legal sea aprobado a finales de año y que Ucrania empiece a recibir los fondos a partir de abril de 2026, justo cuando los recursos financieros actuales se agoten. Actualmente, se calcula que Ucrania tiene suficiente financiación para mantener la defensa y la economía hasta el segundo trimestre de 2026.

El resto de activos rusos en Occidente

Aparte de Bélgica, unos 25.000 millones de euros en activos rusos están dispersos en otros países de la UE, pero los contratos y ubicaciones varían, lo que complica su utilización conjunta. Fuera de la UE, países como Japón, el Reino Unido y Canadá custodian otros 80.000 millones de euros en activos rusos, pero aún no se ha concretado cómo podrían integrarse en este plan.

En el marco del G7, se ha negociado la posible participación de Canadá y el Reino Unido, pero las perspectivas sobre la contribución de los Estados Unidos son más limitadas, con unos activos congelados de unos 4.000 millones de euros y una reticencia política notable, especialmente después del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.

Destino y magnitud de la financiación

Alemania, uno de los principales impulsores de la iniciativa, defiende que estos fondos se deben utilizar exclusivamente para la defensa y no para cubrir gastos generales del Estado ucraniano. Francia, por su parte, quiere asegurar que el dinero se destine a la compra de armas europeas, mientras que otros países, como Suecia o Países Bajos, apuestan por dejar que sea Ucrania quien decida el destino de los fondos.

La Comisión Europea ha propuesto una vía intermedia: la mayor parte de los recursos se dedicarían a armamento producido en Europa o Ucrania, pero una parte menor se podría utilizar para el presupuesto general, lo que permite también la compra de armamento fuera del continente.

Según los cálculos de la Comisión, este préstamo podría aportar hasta 45.000 millones de euros anuales a Ucrania entre 2026 y 2028. Sin embargo, esto no compensará la retirada del apoyo militar directo de Estados Unidos, que suspendió nueva ayuda tras el cambio de administración.

Además, la reconstrucción de Ucrania, si la guerra finalmente concluye, está estimada por el Banco Mundial en más de 500.000 millones de euros, una cifra colosal que deja en evidencia que ni siquiera estos activos congelados cubrirán la totalidad de los daños causados por el conflicto.