El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha reconocido públicamente que la humanidad ha fracasado en su objetivo más ambicioso: limitar el calentamiento global a 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales. En una entrevista exclusiva con The Guardian y el medio amazónico Sumaúma, Guterres admite que la superación de este umbral “es ahora inevitable” y alerta de que las consecuencias serán “devastadoras” para los ecosistemas y las sociedades humanas.

“Reconozcamos nuestro fracaso”, ha declarado con contundencia. “La verdad es que hemos fallado a la hora de evitar una subida por encima de 1,5 °C en los próximos años, y esto tendrá consecuencias extremas. Algunos de estos efectos ya son puntos de no retorno: en la Amazonía, en Groenlandia, en la Antártida occidental o en los arrecifes de coral”.

Cambiar el rumbo de las políticas globales

La entrevista llega pocos días antes de la COP30, la conferencia mundial del clima que se celebrará en noviembre en Belém, en el corazón de la selva amazónica. Guterres considera que esta cumbre será “decisiva” para cambiar el rumbo de las políticas globales y reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero. “Es absolutamente indispensable que el sobrecalentamiento sea lo más breve y menos intenso posible para evitar el colapso de sistemas como la Amazonía. No queremos ver la selva convertida en una sabana, pero este es un riesgo real si no cambiamos de rumbo inmediatamente”.

Los últimos diez años han sido los más calurosos de la historia, según datos de la ONU. A pesar de la evidencia científica y las alertas cada vez más dramáticas, Guterres lamenta que los compromisos de los gobiernos siguen siendo insuficientes. Menos de un tercio de los países firmantes del Acuerdo de París –62 de 197– han presentado sus planes climáticos actualizados, conocidos como NDC (contribuciones determinadas a escala nacional). De entre ellos, la mayoría no cumplen los objetivos necesarios para limitar el calentamiento. “Con los planes actuales, las emisiones se reducirán solo un 10 %. Necesitamos un 60 % para mantenernos dentro del límite de 1,5 °C”, ha denunciado el secretario general. “Esto hace que el sobrecalentamiento sea inevitable, al menos temporalmente”.

Aun así, Guterres no se resigna. Considera posible superar momentáneamente el umbral y después reducir la temperatura global a finales de siglo, siempre que se actúe con rapidez y decisión. “Todavía podemos evitar un desastre irreversible, pero solo si hay un cambio de dirección radical, empezando en la COP30".

La voluntad de implicar a la sociedad civil

El dirigente portugués también ha pedido reformar el sistema de representación en las cumbres climáticas para reducir el peso de los lobbies empresariales y reforzar la presencia de la sociedad civil y de los pueblos indígenas. “Sabemos qué quieren los lobbistas: aumentar beneficios, aunque el precio lo pague la humanidad”, ha dicho.

Uno de los puntos clave de la cumbre de Belém será la iniciativa brasileña Tropical Forests Forever Facility, que pretende recaudar 125.000 millones de dólares para proteger los bosques tropicales. Un 20 % de estos fondos se destinarán directamente a las comunidades indígenas, que custodian gran parte de la biodiversidad y de los sumideros de carbono más efectivos del planeta. Para Guterres, estas comunidades no solo son esenciales para la conservación, sino que también pueden enseñar al mundo una nueva manera de relacionarse con la naturaleza. “Los pueblos indígenas son los mejores guardianes del medio ambiente. Los líderes políticos, a menudo centrados en los problemas cotidianos, deben recibir de ellos una lección permanente sobre cómo vivir en armonía con la naturaleza”.

A pesar de las críticas al lento progreso del sistema de conferencias climáticas, el secretario general defiende que la alternativa sería mucho peor. “Sin cooperación, todo sería un sálvese quien pueda. Y ya sabemos qué quiere decir eso: un pequeño grupo de ricos protegiéndose mientras el resto del mundo se hunde.” Guterres, que dejará el cargo el año que viene, admite que habría querido centrarse antes en la crisis climática. Pero asegura que no piensa rendirse: “Nunca abandonaré mi compromiso con el clima, con la biodiversidad y con la protección de nuestra madre Tierra”.