Este viernes los ministros de Energía de los países miembros de la Unión Europea se reunirán, con carácter extraordinario, en Praga. En este encuentro se tendrían que tomar decisiones cruciales para el futuro a corto plazo. Y más, después de que el suministro de gas ruso en Europa se haya detenido del todo. Quizás este sea el corte definitivo, o quizás Putin siga especulando con la energía. De momento, el ministro de Energía ruso, Nikolai Shulginov, ha señalado que el suministro se reanudará cuando la empresa Siemenes Energy repare una turbina dañada. Desde la compañía, por el contrario, afirman que no hay que paralizar el flujo de gas.

Este asunto es solo un nuevo obstáculo en la guerra energética que Rusia ha declarado en Europa desde hace meses. De esta forma, la Comisión Europa entrará este miércoles en una nueva etapa del conflicto con la publicación de las líneas maestras para hacer frente a la intervención energética. Los veintisiete países consensuarán diversas nuevas pistas de actuación a corto plazo. A pesar de eso, a medida que se ha intensificado el enfrentamiento energético, los países de la Unión Europea han llenado rápidamente las instalaciones de almacenaje de gas. Las plantas ahora están llenas al 82% de su capacidad, según datos de Gas Infrastructure Europe, superando el objetivo del 80% que los funcionarios establecieron para los países antes de noviembre.

Plan de choque europeo

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha explicado que los fundamentos del plan de choque europeo son la reducción del consumo eléctrico, especialmente a las horas punta, mediante la aprobación de un plan europeo de reducción de la demanda; limitar los beneficios de las eléctricas para ayudar a familias y empresas; un límite al precio del gas que los estados miembros compran en Rusia, aunque de momento lo que hay es un corte total del suministro y, finalmente, ayudas a los consumidores y a los operadores energéticos asfixiados por el alza de precios y la volatilidad.

No obstante, de todos estos elementos, la medida restrictiva que más llama la atención, según los técnicos de la Comisión, es la opción de limitar y poner un tope al precio del gas ruso que la Unión Europea compra a Putin. Accionar esta palanca reduciría los ingresos de Moscú y la capacidad de financiar la maquinaria de guerra, tal como se ha propuesto hacer la UE, un objetivo hasta ahora fallido. Entre en junio y en julio aumentaron un 4% aunque los flujos cayeron un 40%, a la vez que reduciría la volatilidad a los mercados, avisa uno de los documentos preparatorios del debate. Desde el ente comunitario alertan, sin embargo, de que aplicar esta medida restrictiva podría implicar la decisión unilateral del país moscovita de no vender gas a los países europeos. "La Unión Europea tiene que estar mentalizada y, sobre todo, preparada para renunciar totalmente al gas ruso", avisan los técnicos de la CE.

Von der Leyen, en relación con reducir los beneficios de las eléctricas ha profundizado en que sugerirán un límite a los ingresos de las empresas que producen electricidad a bajo coste, como las renovables. "Las fuentes de energía bajas en carbono -las menos contaminantes- están generando ingresos inesperados, que no reflejan los costes de producción. Ha llegado el momento de que los consumidores se beneficien de los bajos costes de las fuentes de energía bajas en carbono, como las energías renovables. Por tanto, propondremos redireccionar estos beneficios inesperados para ayudar a las personas y empresas vulnerables", ha comentado la presidenta de la Comisión. Pero esos límites no son solo para las renovables. Von der Leyen ha afirmado: “Lo mismo ocurre con las ganancias inesperadas de las empresas de combustibles fósiles. Las compañías de petróleo y gas también han obtenido ganancias masivas. Por tanto, recomendaremos una contribución solidaria para las empresas de combustibles fósiles".

Compras conjuntas de gas

Sin de dejar de lado las anteriores líneas restrictivas, la Comisión Europea acepta ahora la posibilidad de hacer compras conjuntas de gas a través de la implantación de un ente específico para alcanzar esta finalidad. De hecho, esta es una propuesta que ya promulgó el Gobierno hace muchos meses, pero fue rechazada por Europa. "La creación de una entidad única para la compra de gas en la UE sería muy interesante a largo plazo", afirman ahora a los técnicos comunitarios en un informe.