Los escoceses vuelven hoy a las urnas y lo harán para revalidar claramente el gobierno del partido nacionalista y a su primera ministra, Nicola Sturgeon. Se espera que esta noche, con los resultados en la mano, el Partido Nacional Escocés (SNP) haya vuelto a conseguir una mayoría absoluta abrumadora, y que incluso mejore los resultados del año 2011, a pesar de la derrota del referéndum por la independencia que se celebró en 2014.

Sorprende que los nacionalistas ganen las elecciones de manera tan contundente, pero que, en cambio, no consiguieran su propósito el 18 de septiembre de 2014, cuando el 'sí' a la independencia consiguió sólo un 45% de los votos, y cuando parece que las encuestas no mejoran de manera sustancial estos resultados. La razón fundamental de la victoria del SNP es que "es fruto del trabajo de hace muchos años" y de una buena gestión de gobierno. Así lo explica el politólogo de la UOC y experto en Escocia, Ivan Serrano.

Serrano explica que el partido nacionalista se modernizó en los años 80, cuando Alex Salmond entró al partido. En aquel momento el partido cogió posiciones más de izquierda y socialdemócratas, con una orientación mucho más social. No fue, sin embargo, hasta el año 1997 con la 'Devolution', cuando Escocia recuperó su autogobierno, que el SNP consiguió ser una alternativa de gobierno, más allá de la independencia.

La caída de los laboristas

Desde el 2007 los nacionalistas han conseguido captar las preferencias del electorado, quien valora muy positivamente su gestión, más allá de su posición independentista. Tanto es así, que han conseguido desbancar a los laboristas, que tenían en Escocia como su feudo histórico. Hasta el año 2007 los laboristas habían ganado todas las elecciones. Ahora, sin embargo, podrían situarse muy cerca de los resultados de los conservadores, o incluso verse superados por los 'tories'.

El castigo del electorado a los laboristas viene de lejos, pero no es ningún secreto que a los escoceses no les gustó nada verlos al lado de los conservadores durante la campaña para el referéndum de la independencia defendiendo el 'no'. Desde la época de Margaret Thatcher, los conservadores se han convertido en un partido muy impopular a Escocia.

Ahora, con Nicola Sturgeon al frente del SNP, se sigue capitalizando esta atracción sobre el electorado laborista. Es más, todo parece indicar que la política de Glasgow, ciudad y feudo laborista, revalidará el cargo como primera ministra de manera abrumadora. Aunque Sturgeon ya hace casi dos años que gobierna, no se ha enfrentado nunca a unas elecciones. De hecho, empezó a gobernar justo el día siguiente que Escocia dijera 'no' a independizarse del Reino Unido, ya que el entonces primer ministro Alex Salmon dimitió.

Un nuevo referéndum

El año 2011, el SNP se presentó a las elecciones con un referéndum para la independencia como uno de los puntos más importantes del programa, y consiguieron celebrarlo. Esta vez, no han propuesto un segundo referéndum, pero han dejado la puerta abierta a hacerlo "si hay una clara y sostenida evidencia de que la independencia se ha convertido en la opción preferida" o si hay "un cambio sustancial de las circunstancias".

Eso puede producirse si en el referéndum que el Reino Unido celebrará el próximo 23 de junio para decidir si quieren marcharse o no de la Unión Europea, el ya conocido como Brexit, los británicos decidieran marcharse, en contra la voluntad europeísta de Escocia. Tal como explica el politólogo Ivan Serrano, "si se produce el Brexit, el SNP sabrá jugar sus cartas".

Las últimas encuestas publicadas en Escocia por la empresa Yougov muestran que sólo un 30% de los escoceses apuestan por marcharse de la UE. Aunque el número de ciudadanos que quieren que Bruselas tenga menos poder es bastante más elevado, son minoritarios los antieuropeístas. Por lo tanto, si Gran Bretaña vota claramente por el Brexit y Escocia por quedarse en la UE, los nacionalistas lo sabrán utilizar "hábilmente", añade Serrano.

Eso, sin embargo, no quiere decir que si finalmente el Reino Unido decide quedarse en la UE, ya no pueda volver a plantearse un nuevo referéndum independendentista en Escocia. Según Serrano, esta opción "no es descartable" y, de hecho, se podría plantear a "no muy largo plazo".

Sin embargo, Serrano recuerda que hace poco que se ha llegado a un acuerdo con Londres sobre la financiación, y ahora el gobierno escocés tendrá más capacidad de maniobra. Por lo tanto, habrá que ver como eso afecta al independentismo y "si lo penaliza o lo favorece". Lo que está claro, sin embargo, es que el tema puede volver a entrar al debate y no quedarse en "sólo una vez en la historia," como dijo en su momento el primer ministro británico, David Cameron.