Todo el mundo que ha leído diarios antes del año 2000 sabe quién es Ricard Estarriol, fallecido la madrugada de este sábado. Durante muchos años fue el único periodista catalán que informaba regularmente sobre la Unión Soviética y la Europa más allá del telón de acero impuesto por Stalin tras la Segunda Guerra Mundial: Polonia, Checoslovaquia, Rumania, Bulgaria, Hungría, Yugoslavia, Albania... También China. Estarriol (Girona, 1937) informaba in situ —hizo más de 500 viajes por la región— y con fuentes propias, rodando entre Viena, Moscú y Varsovia, ciudades donde tenía residencia. Consiguió acreditarse como periodista en aquellos países, sometidos al totalitarismo comunista, y organizar una red de informadores que le tenían al día de los avatares de aquellos países casi herméticos. No fue fácil para alguien con el pasaporte expedido por la España de la dictadura franquista, que no tenía relaciones diplomáticas con todos aquellos estados y que prohibía viajar allí.

Le tocó informar de la guerra ruso-china de 1969, de los graves conflictos en la Polonia de los años 80, con el nacimiento de Solidarnosc; del mandato de Gorbachov y el colapso de la URSS; de la caída del comunismo y la democratización de la Europa Central y del Este o de las guerras de los Balcanes. Entrevistó a Gromiko, mister nyet, sempiterno ministro de asuntos exteriores de Breznev; a Jaruzelski, a Walesa y a Havel, entre otros líderes y dirigentes de la región. También le tocó pasarlas moradas, como cuando fue expulsado de Belgrado durante el bombardeo de la OTAN, cuando entró en Pristina (Kosovo) con el primer convoy británico o cuando su stringer en los Balcanes dejó el periodismo para sumarse a la guerrilla croata, donde encontró la muerte. Lo explica en su libro De la guerra fría a la nueva Europa. Memorias de un testimonio. La Universidad de Harvard lo reconoció en 1982 al publicar su monografía The Soviet approach to the Polish crisis.

"Perspicaz, buena persona, muy activo"

"Era un corresponsal de aquella gran generación que tuvo La Vanguardia. Un hombre muy perspicaz, buena persona, muy activo. Con su conocimiento y su perspectiva  advirtió mucho antes que otros colegas que el mundo soviético se deshacía, que la URSS, que parecía indestructible, se iba debilitando. Ha sido un gran amigo y un admirable periodista de La Vanguardia. Fue un gran corresponsal en una región en un momento en que era difícil de informar. Su muerte me deja muy, muy triste," ha dicho a ElNacional.cat Tomàs Alcoverro, al veterano corresponsal del diario barcelonés en Oriente Medio.

Licenciado en Derecho, escogió el periodismo —había pasado por la Escuela Oficial de Madrid, la única que había entonces. Llegó a Viena en 1958 y se buscó la vida escribiendo para la agencia Europa Press. Antes había pasado por Los Sitios, el actual Diario de Girona, y el Diario Regional, en Valladolid. En 1964 fue fichado por La Vanguardia, donde trabajó hasta 2002. Al mismo tiempo, fue corresponsal para otros diarios de Italia, Austria y Polonia, para quienes podía escribir en su idioma. Estarriol era miembro de la prelatura católica del Opus Dei. En Austria participó activamente en dos entidades ligadas a la tarea de esta prelatura, el Birkbrunn Centre y el Delphin Club. Durante los años del comunismo, organizó reuniones conjuntas entre estudiantes de Polonia y Austria y campos de trabajo para estudiantes españoles en países de Europa central y oriental, principalmente en Polonia.