El jesuita catalán Xavier Albó, defensor de los pueblos indígenas de Bolivia y antropólogo, ha muerto este viernes en la ciudad de Cochabamba, donde lo estaban tratando de un accidente cerebrovascular que sufrió hace unos días. Tenía 88 años. La Compañía de Jesús ha recordado que Albó se definía como sociolingüista y que era uno de los máximos expertos en la cultura y la lengua de los pueblos indígenas de Bolivia.

Albó nació en La Garriga (Vallès Oriental) en 1934, y era hermano de la escritora y exalcaldesa de la localidad, Núria Albó. A los 16 años ingresó en los jesuitas. Y un año después, el año 1952, se trasladó a Bolivia, donde quedó cautivado por la idiosincrasia del país y se comprometió con los pueblos indígenas, que son mayoritarios en amplias áreas. Se preocupó y especializó en la lengua y la cultura de los pueblos andinos, sobre todo de los quechuas y de los aimarás, y defendió a estas comunidades, motivo que le supuso problemas y le despertó la conciencia social. Enfrentado con la dictadura, promovió proyectos para desarrollar las comunidades indígenas rurales, como el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), que fue fundado en 1971 y que dirigió hasta 1976.

Defendió la idea de una Bolivia plurinacional con autonomía para los indígenas. En un artículo, Albó apostó en el 2017 por "la capacidad de poder ser al mismo tiempo un Estado unitario y también plurinacional. El punto de partida es que el concepto de nación tiene una historia mucho más antigua que la de Estado, dentro de un amplio margen de maniobra de los dos en su concepción". La influencia catalana era evidente. En 1995 fue designado coordinador latinoamericano de jesuitas en áreas indígenas.

Publicó numerosos libros de temática andina, sobre la que era un especialista: El futuro de los idiomas oprimidos (1974), Achacachi: medio siglo de lucha campesina (1979), Khitipxtansa ¿quiénes somos? Identidad localista, étnica y clasista en los aymaras de hoy (1979), Lengua y sociedad en Bolivia 1976 (1980), La cara india y campesina de nuestra historia, con Josep Maria Barnadas (1984), Raíces de América: El mundo aymara, como compilador (1988), Comunidades andinas desde dentro (1994), o La integración surandina: cinco siglos después (1996).

Según el escritor Juan Carlos Salazar, su interés por las lenguas andinas menospreciadas proviene de la persecución histórica a la lengua catalana que vivió en propia piel. Indica que su afición por las lenguas originarias le venía de la experiencia infantil, cuando su madre le enseñó a leer y escribir en catalán en casa en pleno franquismo, porque el idioma estaba prohibido en el uso público. "Esta presión contra mi lengua originaria me marcó mucho desde pequeño", rememoró en una ocasión, describe Salazar.