Las manifestaciones convocadas en los últimos días por unos movimientos denominados GenZ 212 y Morocco Youth Voice, que han llenado las calles de Marruecos de jóvenes y ciudadanos en protesta contra la corrupción, la desigualdad y el régimen de Mohamed VI, han tenido una escalada violenta que ha derivado en enfrentamientos entre protestantes y las fuerzas de seguridad que se han saldado en las últimas horas con al menos dos personas muertas y otras dos heridas en Laqliaa, cerca de la ciudad costera de Agadir, en el oeste del país. “Los efectivos de la Gendarmería de Laqliaa se vieron obligados a utilizar sus armas de servicio la noche del miércoles 1 de octubre de 2025 en legítima defensa para repeler un ataque y asalto a una comisaría de la Gendarmería Real”, señalaron las autoridades locales, que justificaron que un grupo armado con cuchillos consiguió incendiar una parte de la comisaría y un vehículo, por lo que las fuerzas de seguridad argumentan que dispararon en “defensa propia”, y que se vieron obligados a repeler el ataque para impedir que “se apoderaran de municiones”.

Las manifestaciones comenzaron el pasado 27 de septiembre para reclamar al gobierno reformas estructurales en los sectores de la educación y la sanidad, poner fin a la corrupción y protestar contra el gasto del gobierno en la organización de competiciones deportivas como del Mundial de fútbol de 2030 o la Copa de África de Naciones de este año, pese a la difícil situación económica que atraviesa el país. Lo que comenzó como manifestaciones pacíficas en una decena de ciudades del país, que fueron sofocadas con una gran represión por parte de las autoridades, ha derivado en una escalada de violencia y en enfrentamientos entre los manifestantes y la policía, que han provocado por primera vez víctimas mortales en el quinto día de las manifestaciones. La represión ha contribuido a alimentar el descontento y a intensificar las protestas, hasta convertirse en disturbios más violentos.

Desde el inicio de las protestas hay más de 400 detenidos y cerca de 300 heridos, incluidos 263 agentes policiales heridos, así como más de un centenar de vehículos policiales dañados. También se reportan numerosos daños materiales, con vehículos policiales incendiados y saqueos a oficinas públicas y comerciales. En Taroudant, también cerca de Agadir, se produjo un incendio intencionado en la sede del Ministerio de Justicia en medio de las protestas, en medio de otros actos violentos.

El miércoles por la noche, la violencia se extendió a Salé, cerca de la capital, Rabat, donde grupos de jóvenes lanzaron piedras a los agentes de policía, saquearon comercios, incendiaron bancos y quemaron vehículos policiales, según testigos. Escenas similares tuvieron lugar en Tánger. La ciudad de Marrakech también fue escenario de enfrentamientos violentos cuando los manifestantes incendiaron una comisaría de policía, según el medio local LeDesk. El portavoz del Ministerio del Interior, Rachid el Jalfi, calificó de “no autorizadas” las protestas que, en algunas ciudades, “derivaron en actos de violencia”, tras "una escalada peligrosa, que atentó contra la seguridad y el orden público", afirmó el portavoz, que añadió que varios manifestantes irrumpieron en edificios y bloquearon el paso de una ambulancia destinada a evacuar a los heridos.

Estas son las movilizaciones más importantes desde las que sacudieron la región del Rif entre 2016 y 2017 y arrancaron durante el fin de semana tras las convocatorias formuladas por estas organizaciones, que han apelado a movilizaciones “pacíficas y civilizadas” y que son convocadas a través de plataformas como Instagram, TikTok y Discord por el movimiento GenZ212, formado por jóvenes de la generación Z (nacidos entre 1995 y 2010) que expresan su descontento por la falta de oportunidades, la corrupción, la precariedad y la crisis económica en Marruecos, y que no forman parte de ningún partido político, no tienen ningún líder definido ni una cara visible, como tampoco responde a jerarquías formales.

GenZ212 funciona como una red horizontal y espontáneamente organizada principalmente a través de plataformas digitales de este movimiento, que ya tiene más de 130.000 miembros. En las movilizaciones también ha tenido un papel destacado el movimiento Moroccan Youth Voice, una plataforma cívica que denuncia que las aulas están abarrotadas, las infraestructuras escolares obsoletas, un sistema sanitario desbordado, con médicos sin cualificación y atrapado en el abandono.