La relación de Italia con su pasado fascista cada vez es más gris, sobre todo teniendo en cuenta el actual gobierno de extrema derecha de Giorgia Meloni. Sin embargo, desde hace años que la apología del fascismo crece por las calles italianas. Sin embargo, perseguir estos actos a menudo no es una opción por el mismo Código Penal. En Italia están tipificados los delitos de apología al fascismo, pero no el gesto del saludo romano. Es decir, queda en manos de la justicia interpretar el contexto. De hecho, ya lo ha hecho en un caso de unos ultraderechistas condenados por hacer el saludo fascista en el 2016. El Tribunal de Casación, equivaliendo al Tribunal Supremo del Estado español, ha concluido que hacer el saludo fascista solo supone un delito si implica "un peligro concreto" reorganizar el disuelto Partido Fascista. Esta sentencia crea jurisprudencia y ha sido ampliamente celebrada por las formaciones de extrema derecha italianas.

El Tribunal tenía que aclarar la situación de ocho personas juzgadas por una conmemoración neofascista en Milán (norte), absueltos en primer grado por una ley de 1952 pero condenados en segunda instancia por otra legislación de 1993. La sentencia, de la cual solo se ha emitido un resumen en la prensa, ahora obliga a repetir el juicio en apelación contra estas personas. El Supremo ha indicado que, como indica la ley de 1952, alzar el brazo, ritual propio del antiguo Partido Fascista, constituye un delito cuando represente "un peligro concreto de reorganización" de esta formación, prohibida por la Constitución. Y "en determinadas condiciones" puede ser un delito tipificado a la ley de 1993, que prohíbe "las manifestaciones exteriores propias o usuales de organizaciones, asociaciones, movimientos o grupos" que inciten a la discriminación por motivos de raza o nacionales.

Una sentencia al orden del día

Hace dos semanas, más de mil personas se concentraron en Roma para conmemorar el aniversario del asesinato de tres jóvenes del postfascista Movimiento Social Italiano (MSI) en 1978. En este acontecimiento, los presentes hicieron conjuntamente el saludo fascista, dejando una imagen que indignó buena parte de Italia, que veía con pasmo cómo el fascismo se normaliza bajo el gobierno de extrema derecha de Meloni. Justamente, el Ejecutivo de Meloni ha mantenido el silencio en torno a estos hechos, especialmente teniendo en cuenta que Meloni no es solo la líder del Ejecutivo italiano, sino que lo es de su partido, Hermanos de Italia, heredero del MSI. Sin embargo, el partido sí que ha posicionado con respecto a los hechos, sobre todo teniendo en cuenta esta historia compartida.

Por otra parte, las fuerzas de centros e izquierdas en Italia han puesto el grito en el cielo por estos hechos. Por ejemplo, la secretaria del Partido Demócrata italiano (PD), Elly Schlein, jefe de la oposición, ha criticado hoy el "silencio vergonzoso" de la primera ministra. Schlein ha lamentado que Meloni no haya sacado "30 segundos para declararse antifascista".