El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha anunciado este lunes que subirá en 100 euros el salario mínimo y que bajará los impuestos a pensionistas y trabajadores. Lo ha hecho a través de un discurso por televisión dirigido al país después de que el movimiento de los 'chalecos amarillos', un movimiento sin líderes ni organizadores, haya protagonizado intensos disturbios por toda Francia en las últimas cuatro semanas protestando contra el incremento del precio de los carburante primero, y reivindicando la subida del salario mínimo después.

Macron ha reconocido que sus palabras "han herido algunos" en el pasado y que ha considerado que el descontento de los manifestantes era justificado, interpretación que ayuda a entender la puesta en marcha de un "estado de emergencia económico y social" para hacer frente a este malestar de una parte de la población.

Mesuras sociales para frenar las protestas

El presidente francés ha indicado que el aumento del salario mínimo (que en la actualidad es de 1.498 euros brutos) entrará en vigor en el 2019 "sin que le cueste nada al empresario" y ha añadido que las horas extraordinarias estarán libres de impuestos a partir del próximo año. Sobre esta cuestión en concreto, ha apelado a la ayuda de los empresarios para hacer frente a un "momento histórico" para el país, según ha afirmado.

Con respecto a los jubilados, ha recalcado que los que ganen más de 2.000 euros mensuales verán anulada la subida de la Contribución Social Generalizada (CSG), un impuesto proporcional sobre los ingresos profesionales que financia la Seguridad Social.

Por el contrario, Macron no reinstaurará el impuesto sobre la fortuna (ISF), que lo pagaban aquellos con un patrimonio neto superior a 1,3 millones de euros y que fue sustituido por un impuesto sobre la fortuna inmobiliaria (IFI).

"Queremos una Francia donde una persona pueda vivir dignamente de su trabajo. Pido al Gobierno y al Parlamento que hagan lo necesario", ha concluido el presidente francés sobre el conjunto de las medidas previstas, que han sido acompañadas de una condena a los actos de violencia durante las protestas de los 'chalecos amarillos'.

Estas medidas de Macron son un intento de satisfacer las demandas de los 'chalecos amarillos', después de que el detonante de la subida del precio del carburante acabara desenvocando en una oleada de profundo rechazo contra el presidente francés.