En los últimos días, el debate sobre el retorno de un servicio militar en Francia ha cobrado una fuerza inesperada, después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, mencionara públicamente esta posibilidad y que las palabras del jefe del Estado Mayor, el general Fabien Mandon, despertaran inquietud entre la ciudadanía. La frase que encendió todas las alarmas –la advertencia de que en unos años habría que “aceptar el riesgo de perder a nuestros hijos”– generó una ola de inquietud sobre un posible escenario de movilización masiva o de participación directa en conflictos como el de Ucrania. Macron, consciente de la repercusión mediática y emocional de estas palabras, intervino rápidamente para matizarlas: aseguró que ni se enviaría jóvenes al frente ucraniano ni se les expondría a situaciones de peligro en caso de que se estableciera un nuevo modelo de servicio militar.
Según avanza Le Monde, será este jueves cuando el presidente confirmará oficialmente la implantación de un servicio militar voluntario, una propuesta que situará a Francia al lado de otros países europeos que han reintroducido, de una manera u otra, programas de formación militar para jóvenes al alcanzar la mayoría de edad. Por el momento, la mayoría de los gobiernos que han adoptado medidas similares lo han hecho en clave voluntaria, como opción para reforzar la formación cívica y defensiva, y no como movilización obligatoria.
Debate sobre la seguridad continental
Francia, como principal potencia militar de la Unión Europea, tiene un papel central en el debate sobre la seguridad continental. Con un arsenal nuclear operativo que ha ofrecido simbólicamente como factor de disuasión para todo el bloque, una industria de defensa de primer nivel –con gigantes como Airbus Defence & Space– y unas fuerzas armadas modernas y operativas en tierra, mar y aire, París continúa siendo el pilar militar de la UE. Sin embargo, ante un contexto internacional marcado por el aumento de tensiones y por la percepción de un mundo más inestable, el gobierno quiere ampliar su capacidad de movilización, y esto incluye reforzar la disponibilidad de efectivos jóvenes.
La propuesta que Macron planteará formalmente, bautizada como Servicio Nacional Voluntario, responde, según dijo en la radio RTL, al “deseo de compromiso” de una parte de la juventud francesa. El programa se dirigirá a jóvenes de más de 18 años y comenzará en 2026. Tendrá una duración de diez meses y una remuneración situada entre los 900 y los 1.000 euros mensuales, según La Tribune Dimanche. Las previsiones iniciales apuntan a que el primer año participarán entre 2.000 y 3.000 jóvenes, con un objetivo de crecimiento gradual hasta llegar a los 50.000 participantes en 2035.
¿Por qué se instaura el servicio militar voluntario en Francia?
El Elíseo defiende que la medida ayudará a “reafirmar la importancia de preparar la nación y su espíritu ante las amenazas crecientes”. Francia cuenta actualmente con unos 200.000 militares en activo y 47.000 reservistas, pero las autoridades consideran que es necesario aumentar la “masa” de efectivos disponibles para garantizar la capacidad de resistencia en caso de un conflicto de larga duración.
Detrás de la propuesta, sin embargo, hay una lectura más profunda del contexto geopolítico. En un encuentro con alcaldes en París, el general Mandon advirtió sobre la “gravedad del momento internacional”. Subrayó la retirada progresiva de EE. UU. de la defensa europea, el ascenso militar de China y la creciente agresividad de Rusia, que, según él, se estaría preparando para un posible escenario de confrontación con países europeos hacia 2030. Mandon insistió en que Europa es “fundamentalmente más fuerte que Rusia”, pero que debe aceptar que “vive en un mundo en peligro”.
Necesidad de reforzar la defensa europea
Las palabras que más polémica generaron fueron aquellas en las que el general subrayaba la necesidad de que la sociedad francesa asuma sacrificios. Advirtió que, si el país “no está dispuesto a aceptar perder a sus hijos” o a soportar costes económicos, podría ponerse en peligro. Estas declaraciones, interpretadas por muchos como una señal de alarma excesiva o precipitada, obligaron a Macron a reorientar el mensaje, remarcando que el servicio militar que propone busca cohesión social, formación y preparación cívica, no exponer a los jóvenes a riesgos reales de guerra.
En conjunto, el debate ha puesto de relieve la tensión entre la necesidad de reforzar la defensa europea y la sensibilidad social ante cualquier insinuación de movilización militar. Con un mundo cada vez más incierto, Francia está redefiniendo cómo quiere prepararse para el futuro, intentando equilibrar seguridad, responsabilidad colectiva y tranquilidad pública.