El presidente de los alcaldes franceses (AMF), François Baroin, ha denunciado en unas declaraciones en Le journal du dimanche, el centralismo del modelo político francés. Las declaraciones coinciden con los movimientos de reforma que se respiran en París, ante la evidencia de que su modelo estatal jacobino es rígido, y que se han traducido también en la decisión de introducir la inmersión lingüística en las escuelas en catalán y otros idiomas, y de suprimir la Escuela Nacional de Administración (ENA) que formaba hasta ahora al alto funcionariado y que fue creada por el general De Gaulle.

Según Baroin, los problemas del Estado francés se han hecho evidentes con la Covid, en contraste con los municipios, que en Francia son el único contrapeso al jacobinismo. "Los alcaldes han estado trabajando desde el principio, y lo siguen haciendo: han buscado mascarillas, pruebas generalizadas de PCR, y han abierto centros de vacunación. El Estado se ha acomodado a su energía porque ya no tiene los medios sobre el terreno para hacer muchas cosas por sí solo. Pero, en general, el Estado no ha tenido en cuenta la palabra de los alcaldes ni a nivel nacional ni a nivel local. Esta crisis ha confirmado el exceso de centralismo que todavía sufre nuestro país", ha indicado.

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"Francia sufre un exceso de centralismo", afirma al presidente de los alcaldes franceses

Según el presidente de los alcaldes, "desde el inicio de la crisis, la AMF ha defendido de forma convencida la territorialización de las decisiones". "La idea es sencilla, pero implica confiar en los representantes electos locales: las medidas adoptadas se tienen que adaptar a la situación real de cada territorio. En muchas ocasiones, la aplicación de este principio habría facilitado la vida a los franceses sin poner en riesgo su salud. Sin embargo, el diálogo fue muy difícil y no había confianza", ha insistido.

Coincidiendo con este debate que se está abriendo en la Francia jacobina, la Asamblea francesa ha aprobado esta semana la denominada ley de promoción de las lenguas regionales, que introducirá por primera vez la inmersión a la escuela pública. Podrá ser de hasta el 50% en catalán en la Catalunya Nord. La propuesta, impulsada por el diputado bretón Paul Morac (Libertades y Territorios), ha sido aprobada en segunda lectura por 247 votos a favor y 76 en contra y 19 abstenciones. Ha superado de largo a la mayoría absoluta de 162 diputados, y también favorecerá a los otros idiomas que se hablan en territorio francés, como el occitano, el vasco, el bretón o el corso.

La ley también reconoce la rotulación bilingüe a todos niveles, y permitirá poner a los nombres y apellidos las grafías que no existen en francés, como los acentos propios del catalán, una cuestión que provocaba muchas polémicas hasta ahora. No estaban permitidos los diacríticos que no usa el francés, y eso ponía problemas al acento agudo en el catalán "í".

Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha decidido cerrar la mítica escuela de altos funcionarios que creó el general De Gaulle en 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, y que durante décadas fue considerada una de las mejores del mundo. ¿Qué le ha pasado a la ENA, la Escuela Nacional de Administración, que incluso había creado un nombre para los que habían pasado por ella, los enarcas? Pues que es un modelo demasiado rígido para el mundo globalizado y con la rapidez de Internet. El modelo de la ENA estaba demasiado decantado hacia la tradición napoleónica, y su falta de agilidad hace perder oportunidades a Francia.