Después de años de encadenar crisis económicas y de gobiernos conservadores, la izquierda ecuatoriana se impuso en las elecciones del 2007 de la mano de Rafael Correa y sus promesas de cambio. Ahora, tal como dice el refrán, en la tercera va la vencida y el conservador Guillermo Lasso ha ganado la contienda electoral en Ecuador después de dos intentos fallidos. De esta manera, ha sepultado 14 años de gobierno ininterrumpido de la formación 'correísta' Alianza País. Una victoria que ha conseguido contra todo pronóstico, ya que en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, celebradas el 7 de febrero, Lasso obtuvo cerca de trece puntos porcentuales menos que el correísta, Andrés Arauz.

Nacido en la ciudad de Guayaquil, el principal motor económico del país, Lasso fundó en el 2012 el partido de tendencia liberal y conservador Creando Oportunidades (CREO) que para las elecciones de este año se unió con la formación de derechas Partido Social Cristiano (PSC), una alianza que ha recogido sus frutos, ya que, con cerca del 100% de los votos escrutados, ha obtenido un apoyo del 52,5% enfrente del 47,5% de su contrincante, ¿pero cómo se ha llegado hasta aquí?

Uno de los principales motivos es que el conservador ha prometido durante la campaña impulsar un crecimiento económico acompañado de una justicia social dando un giro hacia el centro político, que le ha permitido ganar aliados y votos. "Los ecuatorianos han optado por un nuevo rumbo, muy diferente de la de los últimos catorce años en Ecuador," ha manifestado Lasso desde el centro de convenciones de Guayaquil, donde ha pronunciado un discurso después de proclamarse ganador.

¿Quién es Lasso?

Hijo de una familia de clase media, Lasso es el pequeño de once hermanos. El futuro presidente, de confesión católica, no acabó la carrera universitaria, pero es diplomado en Administración de Empresas en el Instituto de Desarrollo Empresarial. En 1989, este político fue presidente ejecutivo del Banco de Guayaquil, donde fundó el Banco del Barrio, a través del cual se habilitaba servicios bancarios a micro a empresarios de barrios urbanos y poblaciones rurales. Una iniciativa que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reconoció como el mayor proyecto de bancarización de América Latina.

Además, por este servicio que implementó, la Universidad de las Amèricas de su país lo hizo Doctor Honoris Causa en octubre del 2012, en una ceremonia que también recibió esta distinción el expresidente español José María Aznar, amigo personal del futuro presidente ecuatoriano. En el 2012 renunció a la presidencia del Banco de Guayaquil, una de las principales entidades financieras, de la cual Lasso es accionista.

canso presidente ecuador / EFECanso ofrece un parlamento después de ganar las elecciones del Ecuador / EFE

El banquero ha resaltado que esta década que ha estado en la oposición le ha permitido aproximarse a los problemas y angustias de la población, especialmente, estos últimos años en el cual el país andino ha vivido sumergido en una crisis económica.

De hecho, uno de los principales retos que afrontará el nuevo mandatario será gestionar la deuda de los cerca de 60.000 millones de euros que arrastra el país, una alta tasa de paro, la pobreza y un débil sector privado. Para hacer frente a esta situación, Lasso ha apelado a lo largo de su campaña a su experiencia profesional y ha prometido poner punto final al corriente del "Socialismo del siglo XXI", impulsada por Correa en Ecuador y que compartía con otros países de la región como Venezuela, entonces presidida por Hugo Chávez, y Bolivia liderada por Evo Morales. Una tendencia política con la cual quería continuar Arauz.

Con todo, sus contrincantes en la carrera electoral han puesto el acento que en 1999, durante el gobierno de Jamil Mahuad, Lasso fue el ministro de Economía que impulsó la dolarización del país, después de que la moneda local, el Sucre, se devaluara a raíz de una de las peores crisis económicas que ha vivido el Ecuador. Ahora bien, la victoria de Lasso, en buena parte, se explica por el desgaste del correísmo, más que por sus promesas electorales.

La crisis del correísmo

Después de años de gobiernos con políticas neoliberales, que comportó el descrédito de la clase dirigente, Correa llegó al poder en 2007 como un líder nuevo que no venía del mundo de la política y con un discurso que prometía un país que tuviera en cuenta la voz del pueblo. Por eso, en el 2008, convocó unas elecciones para instaurar una Asamblea Constituyente, que redactó la nueva Carta Magna.

También cumplió otra de sus promesas políticas y se negó a pagar la deuda que había contraído Ecuador con el Fondo Monetario Internacional (FMI) porque la consideraba ilegítima, así como que los ciudadanos no tenían que pagar la mala gestión de sus gobernantes.

Eso comportó que Ecuador tuviera que buscar nuevas fuentes de recursos económicos, lo que le llevó a sellar un pacto con China para que invirtiera en el país y, a cambio, el Estado andino, le pagaba la deuda con barriles de petróleo. Un acuerdo que fue una arma de doble filo, cuando el precio de este recurso se desplomó en el 2015. Si bien el crudo ecuatoriano llegó a cotizarse en el mercado internacional a 114 dólares por barril el 2014, un año después su precio cayó en picado hasta los 30 dólares. En este contexto, extraer este recurso era más caro que los beneficios que se obtenían con su venta, pero no pudieron frenar su explotación porque tenían que pagar su deuda con el gigante chino.

entrevista Puigdemont Rafael Correa RT - Captura RT

Rafael Correa entrevista con Carles Puigdemont para un programa de la televisión Rússia Today

En un país donde el 30% de su PIB se basaba en las ganancias del sector petrolero entre el 2010 y 2013, en épocas de bonanza los beneficios obtenidos con la comercialización de este producto sirvieron para desplegar un programa de políticas sociales; pero con el descenso del precio del crudo estas no solo se detuvieron, sino que el país andino cayó en una crisis económica, que disparó el paro y la pobreza.

Después de dos mandatos consecutivos, Correa no se volvió a presentar a las elecciones tal como estipula la Constitución del país que no permite que un presidente repita más de dos legislaturas seguidas el cargo. Su sucesor fue quien había sido su vicepresidente en el primer mandato, Lenin Moreno, que ganó las elecciones en abril del 2017. Pocos meses después, el nuevo presidente rompió con su antecesor y dio un giro hacia la derecha. Con ello, pese a que el correísmo ganó en las urnas, en la práctica, su representante rompió con las políticas del Socialismo XXI.

Buena muestra de ello, es que en febrero del 2019, Moreno llegó a un acuerdo con el FMI para que rescatara el país, lo que comportó que se aplicaran reformas estructurales y recortes sociales. Unas severas medidas que desencadenaron una serie de manifestaciones del 2 al 13 de octubre, que obligaron a Moreno a trasladar temporalmente el gobierno de Quito, la capital, a Guayaquil.

Por otra parte, durante el mandato de Moreno salieron a la luz varios casos de corrupción vinculados a la constructora brasileña Odebrecht, de quien Correa y una quincena de personas de su administración habrían recibido subvenciones de la empresa a cambio de otorgarle obras públicas. Por estos hechos el exmandatario, erradicado desde el 2017 en Bélgica de donde es su mujer, fue condenado a ocho años de prisión. Ahora bien, Correa siempre ha negado los hechos y asegura que se trata de una persecución política. En septiembre del 2020, la justicia ecuatoriana decretó una orden de captura para el exmandatario, que contemplaba volver a su país si Araúz ganaba las elecciones. Ahora, por eso, la victoria de Lasso ha frustrado su sueño.

 

Imagen principal: Guillermo Lasso, celebra con su equipo la victoria en los comicios presidenciales del Ecuador / EFE