ÚLTIMA HORA | Sigue el minuto a minuto del conflicto Rusia - Ucrania
Una de las imágenes de estas dos semanas de guerra en Ucrania después de la invasión rusa es la de un cuerpo en medio de una carretera, tapado por una manta por debajo de la cual sale un brazo y una mano ensangrentada. Al lado, una maleta. En otra foto tomada al mismo momento, en las afueras de Irpin, una ciudad dormitorio a pocos kilómetros de Kíiv, se puede comprobar que este no es el único cuerpo, sino que otros miembros de la misma familia también han sido asesinados por los bombardeos del ejército ruso. Aunque hasta ahora solamente habíamos visto las imágenes, el padre de esta familia ha querido explicar la historia que hay tras el horror de la guerra en el New York Times. Los cuerpos son de Tatiana Perebyins, y de sus dos hijos: Mykyta, de 18 años, y Alisa, de 9. El padre de la familia, Serhiy, estaba lejos, en el este de Ucrania, cuidando de su madre enferma. En este ataque también murió un voluntario de la iglesia que les ayudaba a huir, a Anatoly Berezhny, de 26 años, entre otras víctimas.

Tal como cuenta Serhiy al diario neoyorquino, la pareja se conoció en el instituto, pero empezaron a estar juntos años después, cuando volvieron a coincidir en una discoteca ucraniana. Casados desde el 2021, vivían en esta pequeña ciudad cerca de la capital en un apartamento con sus dos hijos y dos perros. Antes de vivir en Irpin la familia Perebyinis ya había tenido que huir de la guerra en el 2014, cuando vivían en Donetsk. "Cuando los tanques empezaron a invadir Ucrania a finales de febrero, no nos podíamos creer que volviera a pasar", lamenta el señor Perebyinis.

Cerca de un puente en escombros

Desde el primer momento de la invasión, Irpin, junto con Mariupol y Sumi, ha sido una de las zonas más asediadas por el ejército ruso. En una de las noches de bombardeos, un obús impactó contra su edificio y decidieron refugiarse en el sótano. Con su marido lejos, la Tatiana vio que había llegado el momento de huir con sus hijos hacia Kíiv. Solamente tenían que cruzar el puente de la ciudad, que, como buena parte de esta, ya estaba en escombros y se había tenido que improvisar un paso alternativo. Con ellos, llevaban a sus dos perritos Benz y Cake dentro de un transportin. Cuando estaban a pocos metros, una granada de mortero cayó en medio de la carretera: murieron los tres, junto con el voluntario de la iglesia, bajo los ladridos de los perros. Aunque milicianos ucranianos habían intentado ayudarlos, no hubo nada que hacer. El poco equipaje que llevaban: dos maletas, una azul, una blanca, y sus mochilas, se derramaron en torno a sus cuerpos.

La familia Perebyinis es una de las muchas que han intentado cruzar este puente los últimos días, entre los constantes ataques del ejército ruso. Pero la fotografía de sus cuerpos sin vida tapados con una colcha han hecho la vuelta al mundo, ya que resumen la crueldad de la guerra de Putin. De hecho, Serhiy se enteró de la muerte de su mujer y sus hijos por publicaciones de ucranianos en Twitter que compartían las imágenes.

"No te preocupes"

Entre lágrimas, durante su entrevista con el New York Times, el señor Perebyinis confiesa que la noche antes había llamado a su mujer para pedirle disculpas para no estar allí con ella y proteger también a su familia. "Perdonamos por no haber podido defenderte. He intentado cuidar de otra persona, y eso ha hecho que no te haya podido proteger a ti". Ella lo intentó tranquilizar: "No te preocupes. Nos escaparemos", le aseguró. Después de haber muerto en el intento, junto con 5 personas más, aparte de sus niños, su marido está agradecido que se tomaran fotos de sus cuerpos: "El mundo entero tiene que saber que es lo que está pasando aquí".

Justo en el momento en que empezó la invasión rusa, la empresa de la señora Perebyinis, SE Ranking, con sedes en California y Londres, había animado a sus empleados a marcharse de Ucrania, alquilando habitaciones para todos ellos en Polonia, según detalla su marido, pero su mujer prefirió retrasarlo porque no acababa de tener claro como podrían evacuar a su madre, que sufre Alzheimer. Según una compañera de trabajo de Tatiana, mantuvieron constantemente el contacto con ella: "Incluso cuando se estaba escondiendo en el sótano era optimista y bromeaba en un chat grupal que la empresa tendría que hacer una operación especial para conseguir sacarla de Irpin, al más puro estilo Salvar al Soldado Ryan".

Una huida planeada

Estas bromas fueron una especie de barrera de protección para Tatiana, ya que detrás de ellas había una mujer muy preocupada por la evolución del conflicto en su país. Mykita empezó a dormir durante el día y quedarse despierto durante la noche para vigilar a su madre y su hermana y cuando oía el sonido de las sirenas o de los bombardeos las despertaba y se iban al pasillo, lejos de las ventanas. "Estaba muy estresado" apunta su padre.

Viendo que la situación era insostenible, Tatiana organizó el plan de la huida con detalle, con la ayuda de su marido. Ella y sus dos hijos y su madre y su padre, que vivían cerca, se unirían a un grupo de la iglesia y se marcharían hacia Kyiv. Desde allí partirían hacia un lugar seguro. Condujeron tan lejos como pudieron, pero tuvieron que salir del coche e irse a pie. Con el puente bombardeado, se había improvisado un paso para llegar al otro lado, pero tenían que cruzar un centenar de metros por una calle expuesta. Cuando las fuerzas rusas dispararon a la zona, muchas personas intentaron cubrise detrás de un muro de ladrillos. El señor Berezhnyis, el voluntario de la iglesia, que antes había evacuado a su propia familia, pero había vuelto para ayudar a los otros, estaba con la señora Perebyinis y sus hijos cuando empezaron a correr hacia el otro lado. Nunca llegaron.

Entre los voluntarios para ayudar a huir en la población y coger autobuses hacia Kyiv había el alcalde de Irpin, Alexander Markushin. Aquella misma noche publicó un vídeo en las redes, en el que visiblemente emocionado explicaba que había visto morir a dos niños pequeños delante de sus ojos: eran Alissa y Mykyta.