L'ex primer ministro del Reino Unido John Major ha destacado en el Financial Times que "el primer ministro Boris Johnson probablemente tiene el derecho legal de negarse a sancionar un segundo referéndum de independencia. Pero tendría que ir con cuidado de cómo utiliza este poder". Major ha destacado que Escocia salió de la UE "en contra de sus deseos" y, en su opinión, "ahora existe un verdadero peligro que las ambiciones separatistas del nacionalismo escocés y el unionismo en Inglaterra puedan romper una unión de más de 300 años".
Resentimiento a Inglaterra
Según Major, Escocia no puede mantenerse para siempre en un acuerdo si su pueblo quiere acabar con él. También ha añadido que el gobierno de Westminster puede esperar que todas sus acciones sean retratadas como "hostiles a la administración descentralizada o ridiculizadas como un aliciente para disuadir la separación". Eso, en su opinión, aumentará el conflicto político, creará resentimiento a Inglaterra y separará las dos naciones.
"Para salvar la Unión, los escoceses tienen que convencerse de que es de su interés hacerlo", ha asegurado. Y es que según él no es prudente descartar las ambiciones escocesas o retrasar cualquier votación sin acciones para exponer la realidad de la separación y poner remedio a las deficiencias en el acuerdo de devolución del Reino Unido. En esta línea, Major ha afirmado que sería un error que los escoceses tuvieran que esperar otra generación antes de volver a votar sobre la independencia.
Escocia "tiene derecho a buscar la independencia"
Para Major, Escocia es una nación "perfectamente capaz de autogobernarse y tiene derecho a buscar la independencia". Sin embargo, el ex primer ministro considera que Escocia tendría una voz minoritaria en la política de la Unión Europea. "El coste económico de la separación sería duro en Escocia. El déficit fiscal supera el 7% de la producción económica", ha manifestado.
En cuanto al Reino Unido, el ex primer ministro ha dicho que tiene que abordar las enmiendas constitucionales que se consideren necesarias. "Prosperará mejor con un acuerdo constitucional aceptable para todas las partes, puesto que un Reino Unido reformado puede parecer mucho más atractivo para mentes desilusionadas en Escocia. El gobierno británico y escocés tienen el deber de presentar en su pueblo una clara comprensión del que significaría la separación", ha concluido.