Israel ha vuelto a bombardear este domingo un edificio en Ciudad de Gaza, el tercero en solo tres días, en medio de su campaña de bombardeos intensivos sobre el enclave palestino. El ejército ha emitido previamente una orden de evacuación forzosa a los vecinos del edificio y de las tiendas improvisadas de los alrededores, advirtiéndolos que huyeran para salvar la vida antes del ataque, un procedimiento que se ha repetido en varias ocasiones a lo largo de esta semana. En un comunicado, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han justificado la operación afirmando que el rascacielos, identificado como la torre Ruya, era utilizado por Hamás y que en el interior se habían colocado "numerosos explosivos" destinados a dañar a las tropas israelíes. Sin embargo, el comunicado no aporta pruebas para acreditar estas acusaciones, que llegan en un momento de escalada devastadora que sigue castigando la población civil de Gaza.
The IDF confirms it struck the Ru'ya building in central Gaza City. The IDF said the high-rise building was used by Hamas for intelligence gathering purposes, including positioning observation posts to monitor the location of IDF troops in the area. https://t.co/4Y7YVwCGnl pic.twitter.com/yu1UDOC9Xh
— Ariel Oseran أريئل أوسيران (@ariel_oseran) September 7, 2025
En las imágenes difundidas desde Gaza en la red social X se puede ver la columna de humo y las explosiones que acompañan el hundimiento de un edificio de al menos seis plantas, reducido a escombros en cuestión de segundos. Amjad Shawa, jefe de la Red de ONG Palestinas, ha relatado a Al Jazeera desde pocas calles más allá del punto del ataque que "la situación es espantosa, hay pánico entre la gente", describiendo el derribo de la torre Ruya, dónde vivían familias desplazadas. Según el medio catarí, algunos vecinos, que habían recibido un primer aviso de evacuación el día antes, volvieron al edificio solo una hora antes del bombardeo para recuperar sus pertenencias más básicas —mantas, colchones, almohadas y algunos alimentos—, que habían quedado abandonadas en la calle. El tiempo concedido para evacuar resultó insuficiente y, según testigos, generó escenas de pánico y desconsuelo entre los residentes, obligados a huir a toda prisa antes de que el inmueble fuera destruido.
El tercer edificio bombardeado en tres días
El sábado, el ejército israelí también hundió la torre Susi, en el centro de Gaza, después de lanzar panfletos advirtiendo a la población que huyera hacia el sur, mientras que el viernes había sido la torre Mushtaha la que quedaba reducida a escombros. Este último inmueble, uno de los rascacielos más altos del corazón de la ciudad, fue objeto de un doble ataque: primero un impacto previo como aviso y, poco después, un bombardeo con un F-16, según informó Al Jazeera. Los administradores del edificio han negado que fuera utilizado por combatientes de Hamás y han insistido en que estaba ocupado por familias desplazadas a raíz de la ofensiva militar. El medio árabe ha detallado que la onda expansiva se sintió en varias calles adyacentes, provocando escenas de caos y pánico. Varios civiles resultaron heridos y tuvieron que ser trasladados al hospital al Shifa para recibir atención de emergencia.
El ejército israelí justifica estos derribos afirmando que las torres sirven a Hamás como puntos de observación y otras funciones militares. Sin embargo, para la población local estos edificios son mucho más que simples bloques de hormigón: representaban un legado histórico y social de una ciudad que, antes de la guerra, mantenía una vida urbana intensa y vibrante. Las torres residenciales y comerciales formaban parte del tejido cotidiano de Gaza, acogiendo familias, negocios y espacios comunitarios que ahora han quedado reducidos a escombros bajo los bombardeos.