Donald Trump, presidente de los EE.UU., dijo que quería reabrir la prisión de Alcatraz, un punto de atracción turístico desde hace unos años. A pesar de todo, el estado actual de la prisión no permitiría una reapertura rápida. Trump, sin embargo, tampoco ha dado pistas sobre esta supuesta reapertura. Alcatraz no es, sin embargo, la única prisión en una isla. Las Islas Marías, situadas a unos 130 km de la costa oeste de México, son un archipiélago con una naturaleza extraordinaria y un pasado marcado por la represión. Durante más de cien años, su isla principal, María Madre, fue el escenario de la Colonia Penal Federal, conocida como el "Alcatraz de México". Fundada en 1905, esta prisión acogió desde criminales de gran peligrosidad hasta presos políticos, y permaneció activa hasta su cierre definitivo en el 2019, convirtiéndose en la última prisión insular del continente americano.

Desde el 2022, la isla ha sido reabierta al público como reserva de la biosfera y destino turístico emergente. La visita empieza con estrictos controles de seguridad, ya que todavía opera una base militar. Una vez en el suelo, el contraste es impactante: tortugas marinas llegan a la costa, cabras salvajes pasean libremente, y el canto de cotorras verdes endémicas llena el aire. En total, habitan al menos 18 especies únicas, protegidas por la CONANP (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas).

Turistas entre antiguos edificios de la prisión

Los turistas pueden recorrer los antiguos edificios de la prisión, muchos de los cuales se conservan de pie. Las celdas, los comedores e incluso una cabina de tortura al descubierto forman parte de la ruta guiada. A diferencia de Alcatraz, aquí la visita combina memoria histórica con conservación ecológica. Algunas de las antiguas celdas han sido reconvertidas en alojamientos para los visitantes, que pueden dormir literalmente entre muros llenos de historia.

Los guías locales explican relatos chocantes: tomados trabajando bajo el sol extremo en salinas, mujeres reclusas en condiciones infrahumanas, y motines dentro de la sección de máxima seguridad inaugurada en el 2011, hoy abandonada. Esta área, inspirada en prisiones norteamericanas, fue clausurada después de violentos disturbios causados por las pésimas condiciones de vida.

Aunque el enfoque oficial promueve un "turismo de convivencia con la naturaleza", muchos visitantes se acercan atraídos por la crudeza del pasado penitenciario. Las excursiones, que combinan paisajes vírgenes con restos de vigilancia oxidada, ofrecen una experiencia única: caminar entre recuerdos de un pasado brutal, dentro de un entorno natural en proceso de renacimiento. Así, las Islas Marías se redefinen como un paraíso con cicatrices, dónde la naturaleza y la memoria se dan la mano.