Irán está a un paso de romper oficialmente su colaboración con el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), después de que el Consejo de Guardianes del país haya aprobado este jueves un plan que prevé la suspensión de toda cooperación con el organismo. Ahora, solo resta la firma del presidente Masoud Pezeshkian para hacerlo efectivo.
La decisión, de que marca un giro significativo en la política nuclear iraní, llega en un contexto de fuerte tensión internacional. El plan, avalado el miércoles por el Parlamento iraní, contempla la expulsión inmediata de los inspectores del OIEA del país, así como la prohibición de compartir cualquier información o informes técnicos sobre el programa nuclear de la República Islámica.
¿Cómo funciona la legislación iraní?
Según la legislación iraní, la aprobación del Consejo de Guardianes —formado por doce miembros, seis religiosos designados por el líder supremo, Ali Khamenei, y seis juristas escogidos por el Parlamento— es un paso imprescindible para que una ley entre en vigor. Ahora, solo falta la ratificación por parte del presidente, que se considera un trámite final.
El plan establece que la colaboración con el OIEA podría reanudarse solo si se garantiza la seguridad de las instalaciones nucleares y de los científicos iraníes, al menos once de los cuales han sido asesinados en ataques que Teherán atribuye en Israel. También se pide que se permita al Irán continuar con el enriquecimiento de uranio sin interferencias.
Esta medida se produce en respuesta a los ataques aéreos de los Estados Unidos del pasado domingo contra instalaciones nucleares en Irán, que el régimen iraní considera una grave violación del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas. La propia Organización de la Energía Atómica de Irán (OEAI) ha afirmado que estos ataques contravienen el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), y ha remarcado que no impedirán que el país siga desarrollando su programa nuclear con finalidades, según dice, pacíficas.
Irán desafía a la comunidad internacional
El texto aprobado por el Parlamento subraya que "Irán se reserva todas las opciones para defender su soberanía, sus intereses y su pueblo". Con esta postura, Teherán envía un mensaje claro de desafío a la comunidad internacional, aunque mantiene formalmente su oposición a la creación de armas nucleares.
Irán se adhirió al TNP el año 1970 y, desde entonces, ha sido sometido a inspecciones para garantizar el uso civil de su programa atómico. Sin embargo, la desconfianza ha ido creciendo, especialmente después de que se anunciara que el país acumula más de 400 kilos de uranio enriquecido al 60%, muy cerca del umbral necesario para un uso militar.
El pasado 16 de junio, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Ismail Baghaei, ya advirtió que Irán estaba preparando un proyecto de ley para abandonar completamente el TNP, después de un nuevo ataque atribuido en Israel. Sin embargo, reiteró que Teherán continúa opuesto al desarrollo de armas nucleares.
Con la aprobación del plan para romper la colaboración con el OIEA, Irán aumenta la presión diplomática y eleva el riesgo de una nueva escalada en la crisis nuclear, que podría tener consecuencias importantes para la estabilidad regional y para el futuro de los acuerdos internacionales sobre no proliferación.