Miles de personas han vuelto a salir a las calles de Edimburgo este sábado para reclamar la independencia de Escocia en una de las movilizaciones más numerosas de los últimos tiempos. La marcha, organizada por el colectivo All Under One Banner (AUOB) —un grupo de presión independentista creado en 2014 con el objetivo de impulsar de manera periódica procesiones públicas a favor de la autodeterminación—, ha arrancado en Johnstone Terrace hacia las doce y media del mediodía y ha recorrido la Royal Mile hasta llegar al Parlamento escocés, donde ha concluido con una concentración. Según los organizadores, han participado entre 2.500 y 3.000 personas, las cuales han llenado las calles con banderas Saltire y carteles con el "Sí", acompañadas por el sonido de gaitas y tambores. La marcha se celebra pocos días después de que el primer ministro escocés, John Swinney, instara al gobierno británico a aceptar un referéndum de independencia en caso de que el Partido Nacional Escocés (SNP, por sus siglas en inglés) obtenga la mayoría en las próximas elecciones.
Uno de los organizadores de la movilización, Patrick McCarthy, ha explicado en declaraciones a la BBC que la iniciativa quiere mantener viva la llama independentista y dar continuidad a un movimiento que viene de lejos. Según ha dicho, después del referéndum la ciudadanía "quedó un poco desanimada", pero el AUOB decidió ponerse al frente y organizar marchas cada año, con la única excepción del periodo de la pandemia. McCarthy ha remarcado que el mensaje que quieren transmitir es de "positividad y esperanza", convencidos de que Escocia sería mejor como nación independiente. "Con todos nuestros recursos, la riqueza y todo lo que tenemos, podríamos gestionarlo muy y muy bien", ha subrayado.
La marcha independentista ha coincidido en Edimburgo con una protesta de extrema derecha convocada bajo el lema "Basta", organizada por el grupo unionista marginal Force for Good, liderado por el negacionista del Holocausto Alistair McConnachie. Esta concentración, que a duras penas ha reunido a 75 personas, pretendía denunciar la inmigración irregular, pero se ha encontrado con la oposición de unos 300 contramanifestantes convocados por Stand Up To Racism (SUTR). Los enfrentamientos dialécticos han marcado la jornada, con intercambio de insultos y gritos de "racistas" y "fascistas" de un lado, y respuestas de "escoria" y "volved a casa" del otro. A pesar de los intentos de los oradores unionistas para hacerse oír, su mensaje ha quedado prácticamente enmudecido por el equipo de sonido del colectivo Cabaret Against Hate Speech, que se ha sumado a la protesta antirracista. En cualquier caso, el impacto de la movilización independentista, mucho más numerosa y visible, ha eclipsado del todo la nimia manifestación ultra.
"You're not welcome anymore…", fabulous to have Cabaret Against the Hate Speech with us in #Edinburgh today to oppose the far-right Holocaust denial protest!
— Stand Up tono Racism - Scotland (@SUTRScotland) September 6, 2025
See you all at the Cladhan Hotel in Falkirk tmrw Sun 7th Sept at 11am to defend refugees from the same racist mob! pic.twitter.com/ZpQmKJ3wR2
Starmer acusa de distraer
A lo largo de la semana, el primer ministro escocés ha reiterado su llamamiento al gobierno británico para que aceptara la celebración de un nuevo referéndum de independencia en caso de que el SNP obtenga la mayoría en las elecciones de Holyrood del próximo año. La respuesta de Londres no se hizo esperar: Keir Starmer aseguró que no cree posible esta mayoría y acusó a Swinney de practicar una "política de distracción". El primer ministro británico insistió en que confía plenamente en Anas Sarwar como futuro jefe de gobierno escocés, aunque el apoyo a los laboristas ha caído de manera abrupta en las últimas encuestas. En el último sondeo, el SNP se situaba en el 32%, mientras que laboristas y reformistas empataban con un 16%, seguidos por los liberaldemócratas (14%), los conservadores (12%) y los verdes (8%). Los datos muestran, pues, un panorama incierto: los independentistas retroceden respecto de 2021, pero los laboristas tampoco consiguen capitalizar este desgaste.