La jefa del gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, ha anunciado hoy la creación "inmediata" de una "plataforma para el diálogo" en la que el Estado tratará con gente de todos los ámbitos sociales ante el multitudinario desafío de los manifestantes de este pasado domingo.

En una rueda de prensa celebrada hoy, la controvertida líder hongkonesa ha indicado que tanto ella como los miembros del Ejecutivo que dirige, están "comprometidos a escuchar lo que la gente tenga que decir", y que lo harán "de manera muy sincera y humilde". Lam ha asegurado que esta iniciativa dará a las autoridades "una base mucho mejor para tratar algunas ansiedades y diferencias en la sociedad".

Los manifestantes llevan exigiendo durante semanas que Lam dimita. En este sentido, según una encuesta reciente, la popularidad de la jefa del gobierno está en el punto más bajo registrado entre cualquiera de los líderes que Hong Kong ha tenido desde su regreso a China.

En referencia a los episodios de violencia entre agentes antidisturbios y manifestantes, Lam ha subrayado su confianza en el Consejo Independiente de Reclamaciones Policiales (CIRP), el órgano supervisor policial, para que investigue las denuncias sobre la supuesta brutalidad de la policía para acabar con las protestas.

A pesar de que las manifestaciones comenzaron solamente como protesta ante el proyecto de ley de extradición, se han convertido en un movimiento que reclama una serie de demandas al gobierno local para mejorar los mecanismos democráticos de la ciudad y, en definitiva, oponerse al autoritarismo chino.

Por su parte, Pekín ha asegurado que detrás de las protestas existe una "mano negra", y ha apuntado con frecuencia a Estados Unidos como responsable. Bajo la fórmula "Un país, dos sistemas", el gobierno chino se comprometió a mantener la autonomía de Hong Kong y a respetar una serie de libertades de las que no gozan los ciudadanos de la China continental hasta 2047, tras recuperar la soberanía del territorio de manos británicas en 1997.