Invierno lluvioso y frío en Hamburgo. Pero con una novedad. En la ciudad alemana han parecido de un día por el otro varios murales con el lema "enseñáis la tarjeta roja a Israel", un llamamiento vinculado al mundo del fútbol. Detrás están los Warriorz, un grupo ultra del FC St. Pauli. Este club, que se define en sus estatutos como antifascista, antirracista y antihomofobia, se ha convertido con los años en un referente simbólico más allá del deporte, con una gran base de seguidores progresistas por todo el mundo. Pero el conflicto israelí-palestino ha hecho tambalearse este consenso. La guerra en Gaza ha reabierto una herida profunda dentro de la afición. Desde el 7 de octubre de 2023, hay una fractura evidente entre los que muestran apoyo a Israel y los que defienden la causa palestina. Estas tensiones han llegado a distanciar el club de aliados históricos, como el Celta de Glasgow, mientras que cada vez más colectivos se suman a la campaña "show Israel the red card". Y finalmente el momento ha llegado. El fin de semana pasado, los aficionados del club sacaron tarjeta roja a Israel, con una gran pancarta. Por ahora, no ha habido más comunicados oficiales ni información al respeto.
Aficionados del Sankt Pauli, divididos por el conflicto
No todos los aficionados del FC St. Pauli vivieron con euforia la reacción del club ante el conflicto armado entre Israel y Hamás, que se intensificó a finales del 2023. Haciendo honor a su ideología de izquierdas y antifascista, el club emitió un comunicado donde condenaba los ataques contra Israel y defendía los derechos humanos. Hay que tener presente que el territorio israelí es considerado el hogar histórico del pueblo judío, y con los valores del club profundamente marcados por la memoria del genocidio nazi y el trauma del Holocausto, la postura oficial del S. Pauli ha estado a menudo próxima a Israel. De hecho, mantiene una relación estrecha con el Hapoel de Tel Aviv, y cualquier discurso contrario está rápidamente señalado como antisemita dentro de la entidad.
Esta posición, a pesar de coherente con los principios fundacionales del club, ha generado una gran polémica entre las peñas internacionales del S. Pauli. Se calcula que hay más de 500 repartidas por todo el mundo. Durante los años ochenta, cuando lo extrema derecha dominaba las gradas de muchos estadios europeos, el club de Hamburgo se hizo conocido precisamente por su oposición frontal al fascismo. No obstante, muchos seguidores por todo el planeta critican que el club nunca haya posicionado claramente contra el bloqueo y el sufrimiento crónico del pueblo palestino. Eso ha generado una escalada de tensiones que ha culminado con varios comunicados por parte de peñas internacionales de los 'piratas', donde se reivindica "el derecho del pueblo palestino a la autodefensa y a la autodeterminación", a la vez que se condena también a Hamás.
Retirada de "fan clubs"
Uno de los episodios más simbólicos de esta ruptura tuvo lugar solo una semana después del inicio del conflicto. El 14 de octubre de 2023, los grupos punk Bull Brigade (Italia) y Akainak (Euskal Herria) tenían que tocar en Hamburgo en una fiesta organizada por los Südzecken, un grupo de animación vinculado al FC St. Pauli. Pero en cuestión de horas, su actuación fue cancelada. En un folletín repartido aquel mismo día, los Südzecken justificaban la decisión por "la violencia que tiene lugar en Israel y la Franja de Gaza" y por las publicaciones de las bandas en las redes sociales "dando apoyo solo a un lado, el palestino, sin rechazar el terror provocado por Hamás".
Eugenio Borra, cantante de Bull Brigade, lamentaba: "Teníamos una amistad muy grande con ellos, pero por nuestra posición a favor de Palestina anularon el concierto." Se expresaba a través de El Salto, y añadía: "A menudo tenemos problemas con este tema cuando salimos a fuera. Somos italianos y tenemos una mentalidad diferente. Aquí, una parte del movimiento antifascista es pro-Israel." El episodio provocó un auténtico cisma dentro del entorno futbolero del S. Pauli, con la retirada de diversos "fan clubs" internacionales, entre ellos el catalán y el vasco. Y resume bien como se vive, en una parte de la izquierda alemana, el dilema de condenar las acciones del Estado de Israel: "es complicado" es, a menudo, el eufemismo más suave que se puede escuchar.
El fútbol alemán, al lado de Israel: ¿cuál es la explicación?
En noviembre de 2023, el portal Traversing Tradition publicaba el artículo "The Palestinians are Offside: Observations on German Football", que analiza las tensiones políticas y sociales que han surgido en el fútbol alemán a raíz del conflicto israelí-palestino. El artículo destaca la reacción inmediata de varios clubs de la Bundesliga después del ataque de Hamás en Israel el 7 de octubre de 2023. Diez equipos expresaron su apoyo a Israel a través de mensajes a las redes sociales y actos simbólicos, como momentos de silencio en los partidos. Sin embargo, esta postura generó controversia, ya que ninguno de estos clubs mostró solidaridad pública con el pueblo palestino, a pesar de las críticas que algunos aficionados habían expresado previamente sobre el tratamiento de los palestinos por parte de Israel.
Un ejemplo destacado es el caso del defensa del Bayern Múnich, Noussair Mazraoui –actual jugador Manchester United-, quien publicó en las redes sociales la frase "From the river to the sea, Palestine will be free" (Desde el río hasta el mar, Palestina será libre). Esta expresión, considerada por muchos como un llamamiento a la eliminación de Israel, generó una respuesta inmediata del club, que suspendió Mazraoui por su postura. Esta acción fue vista por algunos como una defensa de la libertad de expresión, mientras que otros la interpretaron como una censura a las opiniones políticas de los jugadores. En este sentido, el artículo también pone de manifiesto la hipocresía percibida en las acciones de los clubs. Por ejemplo, Borussia Dortmund organizó un partido benéfico para recoger fondos para Ucrania, pero poco después anunció un viaje a Israel para disputar uno amistoso, que finalmente se canceló por "razones de seguridad". Esta cancelación fue vista por muchos como una respuesta a la presión política, más que una preocupación real por la seguridad.
Además, el artículo critica la falta de coherencia en las posturas de los clubs alemanes. Aunque muchos de ellos han adoptado la definición del antisemitismo de la IHRA (International Holocaust Remembrance Alliance), que incluye la negación del derecho de Israel a existir como estado, su reacción ante las expresiones de solidaridad con Palestina ha sido inconsistente. Esta situación ha generado un debate sobre la libertad de expresión y los límites de la política en el deporte. En resumen, la gestión las tensiones políticas derivadas del conflicto israelí-palestino no ha sido fácil. Pone en evidencia las contradicciones entre los valores que los clubs dicen defender y sus acciones concretas, así como las dificultades para equilibrar la libertad de expresión con las presiones políticas y sociales.
La dificultad y el posicionamiento: la historia también habla
La respuesta del fútbol alemán al conflicto entre Israel y Palestina ha puesto en evidencia las tensiones inherentes entre los posicionamientos políticos de los clubs y las expectativas de una afición global. La adhesión rápida y mayoritaria de muchos equipos a mensajes de solidaridad con Israel, a menudo coordinados y similares entre sí, contrasta con el silencio institucional sobre el sufrimiento de la población palestina, hecho que ha generado reacciones críticas dentro y fuera de Alemania.
Esta situación ha abierto un debate sobre la coherencia de los valores que muchos clubs afirman defender —como el antifascismo, el antirracismo o el compromiso con los derechos humanos— ante conflictos internacionales. También ha puesto de manifiesto el papel creciente de las estrategias de comunicación y relaciones públicas en la definición de estos posicionamientos. En este contexto, el fútbol se muestra no solo como un fenómeno deportivo, sino también como un actor dentro del escenario político y cultural, con capacidad de influir, pero también expuesto a contradicciones y tensiones cuando trata conflictos de alcance global.