Todo empezó en un pub, entre cervezas y recuerdos de campo. Cuatro antiguos militares británicos, unidos por la amistad y el servicio, debatían cómo embarcarse en una aventura con propósitos solidarios. Uno de ellos tiró una idea que hizo callar la mesa: ¿y si subimos el Everest?

"No hay manera. No puedo pasarme entre cuatro y ocho semanas fuera, subiendo montañas," dijo Al Carns, parlamentario británico, en declaraciones en CNN. Pero la respuesta de un amigo fue inesperada: existía una manera revolucionaria de reducir el tiempo de aclimatación. ¿La clave? El gas noble xenón, inhalado previamente.

Este mes, el grupo —un piloto, un político, un empresario y un emprendedor— se embarca en una expedición relámpago para coronar el Everest en solo siete días. Volarán desde el Reino Unido a Katmandú, subirán en helicóptero hasta el campo base y, desde allí, intentarán la cima en pocos días. Según informaba la misma cadena, sería un hito sin precedentes.

La preparación incluye la inhalación de xenón diez días antes, como parte de un programa organizado por Furtenbach Adventures. Su fundador, Lukas Furtenbach, explicaba a CNN Travel que el xenón "estimula la producción natural de eritropoyetina (EPO), una hormona que fomenta la creación de glóbulos rojos", imitando los efectos de la aclimatación prolongada a la altitud.

¿Qué dice la comunidad científica?

Furtenbach afirma haber probado el método personalmente en el Aconcagua y posteriormente en el Everest. Pero la comunidad científica se muestra escéptica. Andrew Peacock, profesor emérito de medicina cardiovascular en la Universidad de Glasgow, explicaba a la CNN que "el efecto sobre los glóbulos rojos tarda semanas a manifestarse". Además, advierte de los riesgos de utilizar un gas anestésico en alturas extremas.

También la Federación Internacional de Alpinismo y Escalada (UIAA) ha expresado preocupación. En un comunicado recogido por la misma cadena, señala que "no hay evidencia de que el xenón mejore el rendimiento en la montaña" y que un mal uso puede comportar "compromiso respiratorio, sedación significativa e incluso la muerte".

Sin embargo, Carnes y sus compañeros, formados en unidades militares de élite, confían en su preparación: más de 500 horas durmiendo en tienda de hipoxia entrenamiento riguroso y una esmerada gestión del riesgo. "El xenón solo es una parte pequeña, quizás mejora nuestro rendimiento un 5 o 10%, pero sobre todo puede reducir los riesgos de edema o mal de altura grave", explica a la CNN.

Will Cockrell, autor de Everest, Inc., apuntaba también en CNN que "el Everest ya no es alpinismo puro", y que hoy día conviven estilos muy diferentes de ascenso. "Es como hacer un tour acelerado por la Capilla Sixtina", dice. Quizás no se trata del tiempo que pasas a la montaña, sino del motivo por el cual vas.