La unidad Radea, creada por Hamás hace solo cuatro meses, se ha convertido en uno de los principales instrumentos de control del grupo armado palestino en la Franja de Gaza. Durante el alto el fuego vigente desde el 10 de octubre, la estructura policial de los islamistas ha sido acusada de ejecutar sumariamente al menos a 15 personas, a las que acusaba de colaborar con Israel. Radea —que significa ‘disuasión’ en árabe— ha asumido un amplio abanico de funciones que van desde la vigilancia de precios hasta la represión de facciones opositoras, y cuenta con efectivos tanto del brazo armado de Hamás como de la policía civil gazatí, según una fuente egipcia citada por Efe. El objetivo que persigue la organización islamista reforzando esta unidad con personal entrenado militarmente es responder a los desafíos crecientes que enfrenta, ya que ahora combate a clanes armados a los que señala por disponer de la protección de Israel.

“Someten a la población con el miedo”

La unidad Radea cuenta con varios centenares de combatientes armados con fusiles automáticos, pistolas y lanzagranadas RPG, desplegados en las zonas aun bajo control de Hamás, que representan casi la mitad de la Franja. Todos ellos van encapuchados y visten uniformes negros sin ningún tipo de distintivo identificativo. Según Micheal Barak, investigador del Instituto de Lucha contra el Terrorismo de la Universidad de Herzliya, esta presencia en el territorio pretende reforzar la imagen de autoridad de Hamás y asegurar el “sometimiento de la población mediante el miedo”, especialmente después de que buena parte de los efectivos policiales originales del grupo fueran eliminados por Israel a partir de octubre de 2023. Radea opera bajo el control directo del Ministerio del Interior de Hamás y se integra dentro del triángulo de seguridad clásico del grupo islamista, junto a la Seguridad Interna (Al Amn Al Dajeli), la Seguridad General (Al Amn Al Aam) y el brazo armado de las Brigadas Al-Qassam.

En las últimas semanas, varios vídeos —aún no verificados por ningún medio sobre el terreno— han mostrado la implicación de la unidad Radea en acciones violentas contra personas y familias acusadas de colaborar con Israel. En estas grabaciones se pueden ver escenas de castigos físicos y ejecuciones públicas, con jóvenes heridos de bala en las piernas, tiroteos en plazas de Ciudad de Gaza y asaltos a domicilios de clanes considerados enemigos. Una de las grabaciones más recientes, difundida también por las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), muestra cómo un grupo de hombres armados ejecuta a varias personas atadas de manos, con los ojos vendados y alineadas en una calle de la ciudad de Gaza, ante la mirada de decenas de testigos. 

La unidad Radea ha protagonizado varios enfrentamientos con clanes locales que mantienen una oposición activa a Hamás, entre los cuales destaca la familia Mayayda, con quien el grupo islamista mantiene disputas desde hace años. Según el investigador Michael Barak, varios miembros de este clan habrían sido ejecutados por la unidad, mientras que otros estarían retenidos en túneles subterráneos. Además de la Mayayda, el brazo represivo de Hamás también combate otras facciones tribales, como las lideradas por Ashraf al Mansi en el norte y Yaser Abu Shabab en el sur, que han tomado las armas contra el control de Hamás. El pasado mes de junio, el primer ministro Benjamin Netanyahu reconoció que su gobierno ha suministrado armas a determinados clanes locales para, según sus palabras, “salvar vidas de los soldados” israelíes.

En este contexto, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha advertido a través de su plataforma Truth Social que varios de sus “grandes aliados” en Oriente Medio y en regiones vecinas están preparados para desplegar tropas en Gaza si Hamás incumple los términos del acuerdo de paz actual. Sin embargo, ha remarcado que todavía no ha autorizado ninguna intervención militar. En su publicación, el mandatario estadounidense ha dejado claro que espera que los islamistas cumplan los compromisos asumidos y ha dejado una amenaza clara: “hay esperanza de que Hamás haga lo correcto. Si no lo hace, su final será rápido, furioso y brutal”.