El discurso sobre el estado de la Unión del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha tenido este jueves su mirada puesta en las elecciones de noviembre y en su previsible rival, el expresidente republicano Donald Trump, que sin ser mencionado directamente por su nombre (sino como 'expresidente' o 'predecesor') ha sido también protagonista al ser objeto de críticas y advertencias por parte del actual mandatario. Ante las dos cámaras del Congreso, con la bancada demócrata apoyándosele con aplausos y ovaciones constantes y la conservadora lanzándole reproches y broncas, el mandatario ha hablado durante poco más de una hora para defender su gestión y, a su vez, ha aprovechado para criticar el peligro que en su opinión podría suponer el retorno de su adversario.

Esta ha sido la tercera vez que Biden se presenta ante el Legislativo para rendir cuentas y la última antes de que las presidenciales de noviembre decidan si sigue en la Casa Blanca o si le toma el relevo Trump (2017-2021). Los dos precandidatos salieron reforzados de las primarias del supermartes de este pasado 5 de marzo, jornada en la cual una quincena de estados celebraron primarias al mismo tiempo, pero la popularidad del actual presidente atraviesa un momento complicado, según los últimos sondeos, que apuntan a factores como las críticas a su avanzada edad o la gestión del conflicto en Gaza.

Movilizar al electorado propio en un momento de crisis de popularidad

En este sentido, pesa el apoyo de los Estados Unidos a Israel y su tibia condena a la ofensiva israelí sobre Gaza, que ha dejado ya más de 30.000 personas muertas. Partidarios del alto el fuego, de hecho, han bloqueado este jueves la principal vía de acceso en el Capitolio con pancartas que rezaban que el legado del mandatario es el "genocidio", haciéndolo empezar cerca de 20 minutos más tarde su discurso. Biden aseguró que trabaja "sin descanso" por un alto el fuego inmediato y temporal en Gaza que permita la liberación de rehenes de Hamás y la entrada de ayuda humanitaria en el enclave palestino y, tal como había adelantado la Casa Blanca, ha ordenado al Ejército estadounidense habilitar un puerto en la Franja que posibilite la entrada de esta asistencia.

Con este discurso como escaparate, el mandatario ha tratado de evitar que el voto de castigo le impacte de manera significativa en las urnas, especialmente entre los jóvenes, las personas racializadas y los votantes más progresistas, colectivos que se han movilizado para denunciar la matanza israelí sobre Gaza y el papel de los Estados Unidos. En el supermartes, en estados como Minnesota, las papeletas en blanco rozaron el 20%. También en clave interna para movilizar a su electorado, el presidente propuso también aumentar el impuesto mínimo a las empresas al 21% y que las grandes fortunas paguen un mínimo del 25% de sus ingresos, así como acabar con los beneficios fiscales para las grandes farmacéuticas, grandes petroleras, aviones privados y los voluminosos pagos a ejecutivos.

Trump, muy presente

Con 81 años y su estado de salud y capacidades mentales puestas en entredicho a causa de la edad, sobre todo por sus detractores, pero también por los que lo votaron en 2020, Biden se ha mostrado consciente de este cuestionamiento: "La cuestión que afronta nuestra nación no es cómo de viejos somos, sino cómo son de viejas nuestras ideas. El odio, la ira y la venganza están entre las ideas más antiguas. (...) No se puede liderar los Estados Unidos con antiguas ideas que nos llevan atrás", ha argumentado, con una nueva clara referencia a Trump. "A diferencia de mi antecesor, sé quiénes somos como estadounidenses. Somos la única nación del mundo con un corazón y un alma que emana de lo viejo y de lo nuevo", dijo, donde se avista una mención a la inmigración, uno de los temas primordiales de la campaña por la llegada masiva de migrantes por la frontera mexicana y la oposición dura de los republicanos contra esta llegada.

Sus promesas para este eventual mandato evidencian el contraste con quien, en su opinión, le espera en el país si Trump se impone en noviembre. "Lo que hace que este momento sea raro es que la libertad y la democracia están bajo ataque, tanto en casa como en el extranjero al mismo tiempo", ha apuntado. Biden ha pedido por eso a los congresistas que no "entierren la verdad" de lo sucedido el 6 de enero de 2021, día en que grupos ultraderechistas azuzados por Trump asaltaron el Capitolio, la sede del poder legislativo americano, mientras se certificaba la victoria electoral del candidato demócrata, alegando que había habido uno supuesto fraude electoral. Muchos de los cuales fueron detenidos y condenados. A su vez, Biden ha instado a los congresistas a dar la cara en favor de unas elecciones justas y libres.

Mientras tanto, desde su red social, Truth Social, Trump ha comentado en directo la intervención de su sucesor con el tono burlesco y ofensivo que lo caracteriza, apuntando tanto al mandatario como a sus ideas: "Está enfadado y loco", ha dicho de quién, si no hay sorpresa mayúscula, se enfrentará de nuevo a él el 5 de noviembre. "Está enfadado y loco", tiene mejor pelo delante que por detrás, "no deja de toser" o "¿quién le ha dado un beso en la mejilla con carmín?", han sido algunos de los comentarios del exmandatario.