El diario alemán 'Frankfurter Allgemeine' ha avisado de una amenaza autoritaria tanto desde dentro de la Unión Europea, como desde fuera. Los "trastornos económicos, sociales y culturales" han sido usados por la extrema derecha para crear un caldo de cultivo de insatisfacción, favoreciendo así el crecimiento de los partidos radicales como el Pis en Polonia o el Fidesz en Hungría. El 'Frankfuter' argumenta que la Unión Europea, por lo tanto, se ve amenazada desde dentro, y hace falta que "se mantenga firme" ante la amenaza autoritaria.
El rotativo advierte de un fuerte crecimiento de las políticas antieuropeas desde fuera (Rusia) y desde dentro (extrema derecha). Esta amenaza antieuropeísta hace que países como Hungría utilicen su soberanía nacional para justificar la politización del poder judicial y la erosión de la democracia, pero como revela 'Frankfurter', lo que realmente están haciendo es privar a sus propios ciudadanos de la oportunidad de realizar un futuro mejor para su país. Las victorias electorales de las fuerzas nacionalistas de derechas en Hungría y Polonia fueron "una reacción a los escándalos de corrupción postcomunistas, la negligencia en asuntos sociales y el trato condescendiente de los nuevos miembros de la UE". Es decir, la extrema derecha creció gracias al malestar social, de hecho, la ultraderecha nunca podría ganar sin apelar a la frustración, ni tampoco sin montar su discurso sobre unos tiempos ficticios, sean pasados y distorsionados, o futuros e inventados.
'Frankfurter Allgemeine' insiste en el hecho de que la Europa postcomunista (Hungría, Polonia, República Checa, etc) vivió supresiones de libertades y cuando cayó el muro de Berlín los cambios fueron muy "rápidos, duros y de gran alcance". Cuando cayó el comunismo los opositores a la dictadura "tuvieron que ver como los antiguos funcionarios del partido" volvían al poder, se enriquecían y eran bien recibidos por Occidente. Eso, según el rotativo, generó una total desconfianza hacia Europa y su paternalismo falaz, porque aquellos que antes "recitaban eslóganes comunistas ahora recitan credos europeos". Por todo eso, el 'Frankfurter' sentencia que "la UE tiene que mantenerse firme no sólo ante la amenaza autoritaria desde fuera, sino también contra el reto autoritario desde dentro".
La UE contra Orbán
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) consideró que Hungría incumple las normas comunitarias sobre el derecho al asilo. Concretamente, asegura que el país liderado por el ultraderechista Viktor Orbán, incumple sus obligaciones en materia de procedimientos y acogida cuando sanciona los que ayudan y asesoran a los solicitantes de asilo.
El año 2018 el Parlamento húngaro, con mayoría del partido del Fidesz, el de Orbán, probó una nueva normativa que dificultaba enormemente las solicitudes de asilo y perseguía penalmente a las organizaciones que ayudaran a los demandantes de asilos. Es decir, hacía extremadamente difícil reclamar el derecho de todo individuo al asilo y aquellas personas u ONG que querían echar una mano eran perseguidas por las autoridades. La ley la bautizaron popularmente como ley Stop Soros, en referencia al magnate George Soros, quien puebla obsesivamente el imaginario y la iconografía de la nueva extrema derecha occidental. Ligar la imagen de Soros con algo mínimamente relacionado con los derechos humanos para tildarlo de radicalismo de izquierdas de las élites dominantes, no sólo es extremadamente conspiranoico, sino que es un clásico de los discursos de la extrema derecha y el fascismo.
Orbán y los suyos no fueron originales, pero esta estrategia gastada les acabó saliendo bien y su nueva regulación que violaba el derecho a asilo se implantó.