La Comisión Europea ha acordado la supresión del cambio de hora que se realiza dos veces al año en la Unión Europea. El presidente, Jean-Claude Juncker, ha anunciado este viernes que propondrá la medida para que sea aprobada por la Eurocámara y por el Consejo Europeo.

Más del 80 % de los 4,6 millones de europeos que participaron en una consulta pública no vinculante impulsada por la misma Comisión opinaron que el cambio de horario se debe suprimir. Por eso, finalmente, Juncker ha decidido llevarlo al Parlamento . "Si la gente quiere que se haga, así lo haremos", ha señalado.

De hecho, casi el 70% de los encuestados en la consulta europea eran alemanes y eso significaría que más de 3 millones de las opiniones recogidas son de este país. Por lo que respeta el Estado español, el 93% de los ciudadanos que han participado están a favor de acabar con el cambio horario, pero tan solo un 0,19% de la población ha dado su opinión. El portavoz de la CE, Alexander Winterstein, ha admitido este viernes que hay una alta representación de Alemania, pero considera que "no es sorprendente dado el tamaño" de su población.

La Comisión tendrá que presentar en un tiempo récord una propuesta legislativa para poner punto y final al horario de verano y es necesario que los Estados miembros y la Eurocámara den su visto bueno a la medida. La supresión tiene cierta popularidad y gobiernos de Finlandia, Lituania, Alemania o Francia son los que más están presionando en favor.

Hasta ahora las leyes comunitarias obligaban a los países de la Unión a cambiar la hora el último domingo de marzo y el último domingo de octubre alegando que servía para aprovechar las horas de luz. La medida tenía como objetivo el ahorro de energía, una mayor seguridad vial y el beneficio en las horas de ocio de los ciudadanos pero, ahora, la Comisión considera que algunos de estos argumentos no están contrastados.

Lo cierto es que el efecto sobre la economía es mínimo. Algunos estudios de la UE muestran que el ahorro de energía es ínfimo y que el cambio tiene muchas consecuencias en el biorritmo de los humanos, ya que trastoca las rutinas.

Si se pone fin al cambio de hora obligatorio, cada país podrá elegir su propia zona horaria, aunque Bruselas confía en que los veintiocho lleguen a un acuerdo común. La idea será permanecer siempre en la hora de verano.