Primero fue David Cameron, después Boris Johnson y ahora Nigel Farage. El Brexit ha provocado una tormenta política en el Reino Unido y ha dejado los principales partidos (conservadores, laboristas y UKIP) con importantes crisis de liderazgo. Justo después de la votación, el primer ministro y defensor de quedarse en la UE (Remain), David Cameron, decidió dimitir. Todo parecía indicar entonces que quien lo substiuitía sería el exalcalde de Londres y principal defensor de marcharse de la UE (Leave), Boris Johnson. Finalmente, sin embargo, Johnson decidió no presentarse a la carrera para sustituirlo. Ahora son cinco los conservadors que lucharán por sustituir al premier de cara a septiembre.

Tampoco los laboristas se salvan de la crisis interna. Su líder, Jeremy Corbyn, perdió la semana pasada una moción de confianza de su partido, donde sólo un 20% de los laboristas se posicionó a su lado. Además, decenas de diputados del partido han dimitido por desavenencias con su líder. Los dimisionarios consideran que Corbyn hizo un papel demasiado tibio en la campaña contra el Brexit. Sin embargo, Corbyn, del ala más de izquierdas de su partido, se niega a dimitir. 

Hoy ha vuelto a pasar, y la crisis post-Brexit se ha trasladado también al tejado del partido antieuropeistista UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido). Su líder, Nigel Farage, ha asegurado que después de la votación ya había conseguido su objetivo y que, por eso, decidía marcharse. "Nunca he sido, ni he querido ser, un político de carrera. Mi objetivo era recuperar mi país (de la Unión Europea), ahora quiero recuperar mi vida". 

Todas estas crisis internas han dejado en suspenso la negociación con Bruselas, y habrá que esperar que haya un nuevo primer ministro conservador para ver cuál será la posición oficial británica en la mesa negociadora y qué estarán dispuestos a aceptar para salir.

¿Ha conseguido Farage, sin embargo, el objetivo?

El objetivo de Farage, y de su partido por extensión, era marcharse de la Unión Europea para acabar con el poder de Bruselas sobre su país, pero también para acabar con la inmigración. Este punto, sin embargo, todavía no está claro que haya quedado cerrado ya que si las puertas de Gran Bretaña se cerrarán a la inmigración europea o no, dependerá del acuerdo a lo que se llegue con Bruselas. Londres quiere seguir dentro del libre comercio europeo, y eso, según Bruselas, tiene que ir acompañado de la libre circulación de personas, de la que Farage no quiere ni oir a hablar. Por lo tanto, todavía no queda claro si el objetivo completo del líder del UKIP ha sido conseguido.

No es el único punto que hace tambalear que el Brexit finalmente sea un hecho. Aunque un 52% de la población apostó por marcharse del UE, Gran Bretaña todavía no ha invocado el artículo 50 del Tratado de Lisboa de la UE para iniciar el proceso formal de ruptura, y algunos políticos anti-Brexit todavía sostienen que podría haber marcharse atrás.

El sábado miles de personas se manifestaron en el centro de Londres en contra de marcharse de la UE, y hoy se ha dado a conocer que un bufete de abogados, Mishcon de Reya, ha iniciado acciones legales para exigir que el Brèxit se vote al Parlamento británico. La mayoría de los 650 miembros de la Cámara de los Comunes se opusieron al Brexit antes del referéndum. También los poderes económicos y las empresas de la City, el distrito financiero de Londres, piden reconsiderar el proceso de ruptura y alertan de las consecuencias económicas que podría tener para el país quedar fuera del libre mercado europeo.