La Asamblea General de la ONU pidió este martes por una brumadora mayoría de 153 votos favorables, frente a 10 en contra y 23 abstenciones, "un alto el fuego humanitario inmediato" en Gaza, un resultado mucho más abultado que el cosechado el pasado 28 de noviembre para pedir un cese de hostilidades. Entre los países que votaron en contra, además de Israel y Estados Unidos, estuvieron algunos Estados europeos (Austria, República Checa), además de pequeños países del Pacífico, Guatemala y Paraguay, mientras que entre los abstencionistas se encontró por vez primera Argentina.
Advertencia de la administración Biden
Esta noticia se produce el mismo día que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha alertado a su homólogo israelí, Benjamin Netanyahu, de que su país está perdiendo "apoyo internacional" a causa de la contraofensiva militar en Gaza de respuesta a los ataques de Hamás del 7 de octubre, según recogen medios norteamericanos. Aquellos ataques dejaron a 1.300 muertos en territorio israelí, mientras que la ofensiva del ejército israelí ha comportado en estos dos meses más de 18.000 muertos palestinos, según las autoridades de la franja. En un acto del partido demócrata en Washington, el máximo mandatario político norteamericano ha aumentado el tono de la crítica contra el gabinete de Netanyahu afirmando que el gobierno israelí tendría que cambiar su enfoc" en la cuestión de Gaza.
"Creo que tiene que cambiar, y con este gobierno, este gobierno en Israel le está haciendo muy difícil moverse", ha indicado Biden con relación su homólogo israelí. El presidente de los EE.UU. ha calificado al ejecutivo de Netanyahu como "el gobierno más conservador a la historia de Israel". Las declaraciones de Biden enturbian las relaciones entre dos aliados históricos y el presidente norteamericano no ha dudado a afirmar que el apoyo a la campaña militar israelí está disminuyendo en medio de los fuertes bombardeos en Gaza. También ha indicado que, según su opinión, el gobierno israelí "no quiere una solución de dos estados".
Los Estados Unidos fue el único miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que votó la semana pasada en contra de una resolución que pedía un alto el fuego en la guerra de Gaza, una medida que no sacó adelante a causa del poder de veto que tiene Washington en el organismo.
La Administración de Joe Biden ha mostrado desde el principio su apoyo indestructible a Israel para eliminar a Hamás y se opone a un alto el fuego porque considera que sería utilizado por el grupo islamista palestino para rearmarse y atacar de nuevo en el Estado judío. Pero a medida que han aumentado las víctimas civiles por los bombardeos en Gaza, Washington ha incrementado su presión en el Gobierno de Netanyahu para que intente minimizar las muertes de palestinos inocentes. Biden se opone además al hecho de que Israel ocupe la Franja de Gaza después de la guerra y apuesta para que la Autoridad Nacional Palestina, que actualmente dirige partes de la Cisjordania ocupada, asuma también el gobierno del enclave. El mismo Netanyahu reconoció este martes que tiene diferencias con su principal aliado sobre el futuro de la Franja una vez acabado el conflicto.