El chardonnay es el rey de los blancos con una intensidad aromática media, lo que se denomina “vino blanco seco”, y las variedades más recomendadas son el xarel·lo y las garnachas. Si tienen fermentación en barrica o paso por madera, mejor que mejor, aunque sea corta, para que den más notas de tostados que de fruta. Con una pasta, un rissoto o un buen pescado al horno, ¡será más gustoso!

 

El chardonnay es una variedad con buena maduración alcohólica y con crianza con lías (el battonage francés, que es removerlo con un palo) y paso por madera largo. Tiene unos aromas tan complejos y un color tan evolucionado, que es muy versátil para combinar con un menú degustación.

El carácter de la fruta del Chardonnay pocas veces es pronunciado, incluso podría describirse como sin aroma. Esto quiere decir que circunstancias como el carácter de la viña y las técnicas de producción pueden influir mucho en el sabor de un vino de Chardonnay. Es común utilizar fermentación maloláctica, lo cual suaviza la fruta y la acidez y da sabores a mantequilla y avellana. El Chardonnay también es compatible con el roble y a menudo se fermenta y/o envejece en barricas de roble francés ó americano. Esto da al vino tanino y aromas tostados y de nueces. El removido de las lías también se utiliza para dar complejidad y cuerpo al vino de Chardonnay. Regiones clásicas incluyen a Borgoña, Champagne, California, Australia y Nueva Zelanda, pero se produce Chardonnay de alta calidad en otras muchas regiones.

Te recomiendo tres chardonnays con cuerpo del nuevo mundo: el KUMEU RIVER HUNTING HILL CHARDONNAY 2019 NEW ZEALAND, para disfrutar de un buen cuerpo y una buena acidez; el PENFOLDS KOONUNGA HILL CHARDONNAY 2021, un chardonnay de medio cuerpo con una acidez vibrante; y EL ENEMIGO CHARDONNAY 2019 MENDOZA de Alejandro Vigil y Adriana Catena.