A pesar de atravesar unos días desabridos, de primavera gélida y lluviosa, muy pronto cambiaremos el color gris por uno de bien azul y soleado. Cuando eso pase, la Costa Brava se llenará como cada año por estas fechas y los restaurantes de esta zona costera serán un reclamo idílico para el público sediento de arroces y playa. Ante este escenario, Calella de Palafrugell se erige en una de las localidades de la región más envidiables de Catalunya y donde familias, parejas y amigos deciden pasar unos días de vacaciones o un fin de semana de relajación.


Tragamar: un restaurante de 10 a 10 pasos del agua

El estrecho paseo empedrado es el elemento que separa el restaurante Tragamar de la arena dorada. Una pequeña cala de pocos metros de amplitud que dignifica y transmite el olor de verano: ser en el Tragamar, comida en aquellas mesas de madera o en el interior junto a los grandes ventanales es la ejemplificación de la estación veraniega, de felicidad y despreocupaciones. Bien, el único 'quebradero de cabeza' es tener que engullirse todo lo que te ponen en el plato, pero creedme que no será ningún tipo de problema, sino más bien el contrario porque os preguntaréis cómo puede ser que ya haya desaparecido toda la comida.

Restaurant Tragamar / Foto: Cedida
El arroz meloso de bogavante del Tragamar / Foto: Cedida

Este establecimiento de Calella de Palafrugell celebra, precisamente, los 30 años de aniversario. Tres décadas en una de las calas más bonitas y popular de la entidad municipal. Tragamar ha sido y es un destino preferido gracias a su oferta de arroz y pescado fresco de la lonja de Palamós, que capturan la esencia de la cocina mediterránea.

Restaurant Tragamar / Foto: Cedida
Las patatas del Bután del restaurante Tragamar / Foto: Cedida

Para celebrar y alabar el acontecimiento, nos enfundamos unas croquetas de pescado y gambas y unas patatas del Bután, acompañadas de la infalible rebanada de pan con tomate que es imprescindible para recordar mi catalanidad herida, por tanto turista francés que agobia el restaurante. En un histórico pueblo de pescadores, no podía faltar el arroz meloso de bogavante, que es sencillamente perfecto y todavía se degusta con un paladar más amable gracias a la salpicadura constante y armónica de las olas del Mediterráneo.

Pero si sois más de carne estéis tranquilos que si probáis el filete de ternera ECO con patatas asadas con romero o la hamburguesa con raclette, tomate asado y champiñones, quedaréis bien alucinados. Así es el restaurante Tragamar que, después de treinta años, sigue alzándose como una grandísima opción a tener en cuenta para esta temporada de verano.