O Gaveto, el restaurante donde comer el mejor marisco de Oporto y que no te tomen el pelo

Oporto es una ciudad mágica que evoca tiempos pasados, un "estilo de color" en palabras de José Saramago, pasear por sus calles es un placer, hay unos puntos de paso preceptivo como la estación Sao Bento, el mercado de Bolhao, la catedral y el puente Don Luís I, entre otros. Oporto está situado en la orilla derecha del río Douro y es aquí en la Ribeira donde rodeados de terrazas tomamos un trago bajo el sol antes de dirigirnos a Matosinhos donde nos esperan para comer.

O Gaveto es uno de los templos gastronómicos de Oporto

Llegamos al restaurante O Gaveto, uno de los templos gastronómicos de la zona que funciona hace más de treinta años por Manel Pinheiro, ahora son sus hijos los que dirigen el negocio manteniendo a la cocina a Humberto Alonso, cocinero presente desde la apertura.

Entramos y una gran barra en forma de U preside el local junto con unas grandes peceras llenas de langostas y bogavantes. El espacio ha sido remodelado recientemente, predomina la madera en las paredes y el techo, está a petar, ya nos habían avisado de que es de los lugares más concurridos de la zona.

Los precios del marisco son por kilo

Pasamos al comedor interior y nos sentamos a la mesa a estudiar la carta. Alucinamos con los precios y nos aseguramos de que los precios del marisco son por kilo no por cien gramos, nos lo confirman, lo volvemos a preguntar y nos lo vuelven a confirmar, pero en la mesa hay alguien que no se lo acaba de creer...

Nos dejamos aconsejar con el vino y el camarero Moreira nos abre unas botellas de vino blanco de la zona, está fresquito y baja bien, hacemos el primer brindis, que no falte! Como es inevitable empezamos con el marisco del día, todos sabíamos a qué veníamos, nos traen unas bandejas de pies de cabra y de camarones de costa, excepcional.

Es la hora de "la santola racheada", es la cabra de mar o "centolla" rellena, es un clásico de la cocina portuguesa parecido al changurro a la donostiarra, muy sencillo de cocinar aunque cada uno adapta la receta a su gusto. Aquí, la "centolla" se hierve unos 15 minutos, dependiendo del peso, se limpia toda la carne del interior, patas y pinzas, y se desmenuza para mezclarla con un sofrito de cebolla, mostaza, aceite, y un chorrito de vino de Oporto, se llena la concha con el relleno resultante y por encima añadimos la mayonesa, huevo duro, cebollino, etc. Se sirve frío y con unas tostadas, brutal, comentamos que a veces las recetas sencillas no te dejan de sorprender nunca, para celebrarlo, y ya puestos, hacemos un brindis con el camarero Moreira que se apunta sin despeinarse, ya lo dicen que los portugueses son los mejores anfitriones que existen.

También pedimos un arroz con bogavante, es un arroz caldoso, delicioso y muy sabroso, quizás un poco pasado para mi gusto. Estos arroces se cocinan en una cazuela alta pues se trata de que el caldo, después de preparar el arroz, sea abundante, este hecho hace que el tiempo de cocción exacto sea difícil de afinar.

De postre nos traen un poco de dulce, el Pao de Ló de Ovar, una especie de bizcocho tradicional portugués, muy espumoso, imprescindible en todas las pastelerías del país que casamos con un Oporto Nieport de diez años en bota.

Nos traen la cuenta y le pasamos la cuenta al incrédulo del grupo: ¡Ya os lo había dicho, los precios del marisco son por cien gramos y no por kilo! Al tipo casi le da un ataque de corazón, con todo lo que hemos comido tendrá que quedarse a fregar platos..., pero entonces aparece risueño el camarero Moreira con una botella de Aguardente Velha reserva CR&F en una mano y la cuenta con los precios reales en la otra, descubriendo que todo había sido una broma que le había pedido otro de los comensales del grupo. Todos nos hartamos de reír incluido el cómplice Moreira.

Finalmente, brindamos por última vez mientras entonamos "Grândola Vila Morena" y nos despedimos no sea que el amigo Moreira acabe como el camarero de la película "El Guateque" y nosotros encima de un elefante rosa.
En definitiva, O Gaveto es un restaurante marisquería para recomendar, que nos ofrece una cocina sencilla donde el producto es la madre de los huevos, sin tonterías ni complejos, con un servicio muy próximo y un precio inmejorable, de parada obligada si estos días visitáis el país vecino. ¡Recordad, el precio del marisco está marcado por kilos y no por gramos, que no os tomen el pelo!