Hoy me acerco al restaurante Can Siscu de L'Hospitalet, con más de noventa años de historia a sus espaldas y que actualmente regenta Tino Cabo junto con Carme. Este pequeño restaurante con alma de bodega o pequeña bodega con aire de restaurante es una prueba fehaciente de que hay vida más allá de Barcelona. El éxito del local radica principalmente en ofrecer un buen producto con la mínima manipulación posible, excepto los platos de cuchara, por supuesto. Para entendernos, Can Siscu juega en la misma liga que el restaurante Casa Mari i Rufo, en Ciutat Vella, o el restaurante Montalban, en el barrio del Poble-sec, para poner dos ejemplos que he visitado recientemente.

menajdor

Can Siscu / Foto: Víctor Antich

Para situarnos, el local está tocando la plaza de Pirineus, en el chaflán de las calles Goya y Dr. Martí Julià, las dos en obras. Es demasiado pronto y Can Siscu todavía está vacío, pero con todas las mesas puestas. Nos saludamos con Carme y Miquel, que me sirve una copa de vino blanco, un Tres Villas DO Rueda hecho con un 100% de verdejo que me parece fresquito y bueno.

fachada

Can Siscu / Foto: Víctor Antich

Miquel me canta la carta, aunque también la tienen colgada en la pared, pero él prefiere cantarla, así añade si conviene los platos del día. Me recuerda que el plato estrella de la casa es el bogavante que Vicenç Díaz cocina de tres formas diferentes, a la plancha, al ajillo o a la salsa Can Siscu, a base de tomate, ajo, almendra, avellana y piñones, pan frito y el toque secreto del cocinero. Cabe decir que siempre que te sobra un poco de salsa del bogavante, te ofrecen añadirla por encima de unos buenos huevos fritos.

tallarines

Tallarines Casa Siscu / Foto: Víctor Antich

Me llegan unos tallarines con ajo y perejil que me apaciguan el hambre, al menos de momento. El local se va llenando poco a poco y el ambiente es bastante acogedor. La decoración es la típica de las bodegas tantas veces explicada.

pochas

Judías pochas blancas y verdes con chipirones / Foto: Víctor Antich

Continúo con unas judías pochas de Navarra, blancas y verdes, con chipirones. Están exquisitas y la media ración que he pedido parece entera. No tienen nada que envidiar a las que probé hace un par de meses en la barra de un conocido restaurante de la calle Balmes donde me cobraron 35€ por un cuenco minúsculo, que al salir del restaurante tuve que irme a comer un bocadillo del hambre que tenía.

tripa a la madrileña

Callos a la madrileña, Can Siscu / Foto: Víctor Antich

De segundo, un buen plato de callos a la madrileña con garbanzos. Dejo para otro día el camarón salado, las cañadillas, las almejas vivas, los percebes, el rape y rodaballo o el rabo de buey y las albóndigas con sepia.

Para cerrar el festival, me traen un platillo con un tocinillo de cielo, un pastelito borracho, una lionesa de nata y unos trozos de chocolate.

Cal Siscu es una casa de comidas de toda la vida especializada en pescado y marisco, pero también en platos de cuchara, donde sorprende la calidad de sus productos y de su cocina, vista la sencillez del local. Un local muy recomendable donde disfrutarás de lo lindo.