La clave por la que muchos los consideran un pilar fundamental en el futuro de la alimentación, así como en la lucha contra la escasez de alimentos, es que los caracoles son una enorme fuente de proteínas. Además, libres de grasas y acompañadas de otros nutrientes como el calcio, el fósforo y el hierro, las propiedades de los caracoles están cerca de lo que muchos llaman superalimentos. Y es que, estos animalitos que tanta gracia hacen a los pequeños al verlos en el parque, contienen los aminoácidos necesarios para el organismo, aunque no todos en una proporción significativa. 

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Beneficios 

Entre los beneficios que nos aporta una ración de caracoles, destaca la protección de la agresión de los radicales libres que atacan nuestras células. Gracias a sus nutrientes, fortalece ese escudo que nos protege de las agresiones externas. 

Otro aspecto interesante es que la concentración de niacina permite la asimilación de energía, motivo por el que suelen ser recomendables tras la realización de ejercicio. 

Aunque su aspecto y textura no siempre trasmita esa idea, los caracoles contienen varios componentes que los convierten en muy fáciles de digerir. Siendo así aptos para toda la familia. 

Mención aparte merece la parte cosmética y todos los productos que se han elaborado con la baba de caracol cuyas principales características en la regeneración (ideal para curar heridas) y su capacidad para alisar y tonificar la piel. 

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¿Cómo cocinarlo?

Un dato importante es que los caracoles no tienen mucho sabor por sí mismos. Es por ello que antes de consumirlos se les da de comer diferentes hierbas (sobre todo aromáticas) para, además de purgarlos, intentar aportar algo de gracia a su carne. 

Después, hay que elegir una salsa para que le aporte sabor. Y este es el secreto de las distintas recetas de caracoles que encontramos a lo largo y ancho del planeta. 

En Francia es fácil encontrarlos con pan rallado y mantequilla de ajo, en Marruecos se suelen cocinar en una sopa muy típica mientras que en Grecia los fríen para luego añadirles diferentes condimentos.  

Eso sí, en la mayoría de los lugares se cocina el caracol con su concha y se sirven junto a un punzón para ayudar en su extracción.  

Uno de los platos que siempre triunfa son los cargols a la llauna, cuya receta es sencillísima

Recetas con caracoles

En Lleida ya están preparando una de sus fiestas gastronómicas más populares, L’Aplec del Caragol, en la que, obviamente, el caracol es el gran protagonista. Y uno de los platos que siempre triunfa son los cargols a la llauna, cuya receta es sencillísima, y que no lleva salsas. 

Tan solo tienes que colocar los caracoles en la bandeja del horno sobre una buena cama de sal. Se añade un poco de licor, por ejemplo brandy, y se cocinan unos cinco minutos a 200 grados. Se añade una picada de ajo y perejil y se deja hornear otros 10 minutos.   

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Origen

Estamos acostumbrados a que la carne y el pescado se críe en granjas o piscifactorías, pero ¿sabías que existe granjas de caracoles? 

Hablando con propiedad, la cría de caracoles para consumo humano se denomina helicicultura. Y, actualmente, solo en España hay unas 200 granjas, número que aumenta cada año ya que se trata de un negocio en plena expansión. Y es que nuestro país se consume casi 20.000 toneladas anuales, una cantidad alta comparada con otros países, pero que no llega ni a la mitad de lo que se consume en Francia. 

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El consejo

Todos sabemos que el mejor momento para recoger caracoles es después de una tormenta de primavera, cuando los caracoles “sacan sus cuernos al sol”, como dice la canción infantil. A la hora de elegirlos, siempre hay que apostar por los más gordos, ya que tienen más carne y no hay preocuparse en exceso por cuales son comestibles y cuáles no, ya que la inmensa mayoría de los que viven en nuestros campos son aptos para el consumo humano. 

Eso sí, antes de consumirlos hay que purgarlos. Esto se hace para limpiarlos en profundidad. El proceso comienza dándoles de comer lechuga u otras hierbas aromáticas para, por un lado eliminar lo que han comido anteriormente, ya podría ser tóxico, y por otro, para darles más sabor.