Propiedades nutricionales 

La principal características del aguacate y por la que se ha colado en las dietas tanto de los que quieren cuidarse como de los que no, es que se trata de una excelente fuente de grasas “sanas”. Este apellido es debido a que sus grasas no son trans o saturadas, por lo que no elevan los niveles de colesterol. En general, podemos decir que su composición es similar al aceite de oliva, nuestro oro líquido. 

Es la fruta con una mayor concentración de proteínas y, además, no suma a penas calorías. Es decir, nos da energía sin que engordemos. 

En el apartado de minerales, debemos destacar que el aguacate tiene una mayor concentración de potasio que el plátano, al que siempre se le coloca en lo alto de la lista. 

Al hablar de vitaminas, destacamos su concentración en las del grupo E y K, siendo también considerable su aporte de ácido fólico. 

Beneficios 

Esas grasas “sanas” no solo son positivas porque no engorden, también por la gran cantidad de beneficios que nos aportan. El principal es su capacidad para proteger nuestro corazón y prevenir patologías cardiovasculares. Por un lado, ayuda a mantener el colesterol a raya, pero también a controlar la presión arterial. 

Además, los “ingredientes” del aguacate regulan los niveles de azúcar en sangre y tiene propiedades antiinflamatorias. Incluso, algunos de los últimos estudios sobre esta fruta apuntan a que su consumo podría contribuir a la prevención de algunos tipos de tumores. 

Pero no nos podemos olvidar que estamos hablando de una fruta, por lo que su contenido en fibra es interesante, no solo porque colabora en el buen funcionamiento del tránsito intestinal, también porque es muy saciante, lo que ayuda a evitar el picoteo y caer en la tentación de ingerir otros alimentos menos recomendados. 

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Foto: Unsplash
¿Cómo cocinarlo?

Debido a su textura, el aguacate suele consumirse crudo. Sí es posible encontrar recetas en las que se cocina, sobre todo en el horno, pero los resultados no siempre son los esperados. 

En crudo, sus usos son muchos y variados, ya que combina igual de bien en platos salados como las ensaladas, como en dulces. Eso sin contar lo rico que está por sí solo, sin necesidad de compañía. 

Recetas con aguacate

Una de las recetas más famosas en todo el mundo es el guacamole, cuyo ingrediente principal es el aguacate. Un poco de cebolla, tomate y lima y ¡listo!

La ventaja principal de que el aguacate esté de moda en las redes sociales, es que, cuando falta inspiración solo hay que buscar un poco para que aparezcan multitud de recetas. Si utilizas su hashtag en inglés, solo la colección de recetas y fotos bonitas que aparecen ya te dará hambre. Prueba con: #avocado o #avocadotoast

Y sí, las tostadas están a la cabeza debido a lo sencillo que es untarlo, convirtiéndose así en el sustituto saludable de la mantequilla. Una buena base de crema de aguacate queda ideal junto a un huevo, un poco de salmón, jamón o pavo. 

El aguacate es la fruta con una mayor concentración de proteínas y, además, no suma a penas calorías. Es decir, nos da energía sin que engordemos

Origen

Como no podía ser de otra forma, para encontrar el origen del aguacate debemos viajar hasta México. Allí, se han encontrado indicios que apuntan a que, 1500 años a.c. ya se cultivaba esta apreciada fruta. 

A Europa llegó tras el descubrimiento de América y lo hizo bajo el nombre de “peras de las indias”, debido a su forma.

En la actualidad, muchos de los aguacates que consumimos llegan proceden del otro lado de Atlántico. En España se cultiva en zonas cálidas como Andalucía y Canarias. Su precio siempre es superior, pero debemos reconocer que la calidad también. 

El consejo

Lo más complicado a la hora de consumir aguacates es, sin duda, elegir cuándo están en su mejor momento. Una pista muy general nos la da su color, cuanto más negro más maduro. 

También está la opción de presionar un poco su piel, aunque debemos avisar que al ser tan delicados, esto puede dañarlos. Si está blando, es hora de comérselo. 

Otro truco es retirar el rabito superior y fijarnos en el color. Si es oscuro, está pasado y si está verde, es que aún le falta madurar. El ideal es un tono más amarillento.