La verdolaga (Portulaca oleracea) es una hierba silvestre muy abundante y fácil de recolectar en Catalunya. Se encuentra desde el nivel del mar hasta los 1.200 m de altitud en todo tipo de suelos libres de vegetación como huertos, márgenes de caminos, campos agrícolas, paredes de piedra seca y alcorques de árboles. Las hojas y tallos de esta planta son carnosas y excelentes, comestibles tanto crudas como cocinadas. Tradicionalmente, suele emplearse en ensaladas, salteados y guisos, pero también en encurtidos e incluso en licores.
INGREDIENTES
- 1 calabacín mediano (400 g)
- 1 manojo de verdolaga
- 50 g de queso parmesano
- 25 g de almendras crudas (idealmente peladas)
- Zumo de medio limón
- Aceite de oliva virgen extra
- Vinagre de manzana o de vino
RECETA
- Lavar el calabacín y pelarlo irregularmente de manera que haya franjas longitudinales peladas y sin pelar.
- Con un cuchillo afilado cortar el calabacín en rodajas muy finas procurando que todas sean del mismo grosor. Este paso también puedes realizarlo con una mandolina o una procesadora eléctrica.
- Sobre un plato plano colocar las rodajas de calabacín en espiral, empezando por el centro y terminando por los bordes. La idea es que las rodajas se superpongan entre sí de manera que no quede ningún espacio vacío.
- Con un cuchillo afilado, cortar el parmesano y las almendras en láminas muy finas y repartirlas por encima del carpaccio.
- Lavar la verdolaga y seleccionar los brotes más tiernos. Una vez escurridos, repartirlos por encima del carpaccio.
- Finalmente, aliñar el carpaccio con el zumo de medio limón, un chorrito de vinagre y un chorro generoso de aceite de oliva. Dado que el queso parmesano ya está salado, no es necesario añadir sal.
CONSEJO
La mejor manera de disfrutar de esta receta es prepararla un par de horas antes de servirla y dejarla reposar en la nevera con un papel film por encima. De esta manera el calabacín habrá absorbido todo el aliñado y con su frescura sofocarás el calor del verano.