Las espinacas, como otras muchas verduras de hoja verde, son perfectas como base de una alimentación saludable

Sin embargo, como ocurre con otras verduras, sus propiedades pueden verse alteradas en función de cómo sean consumidas. El debate sobre si es mejor comerlas crudas o cocinadas parece haber evolucionado hacia cuáles son sus diferencias, ya que ambas opciones tienen sus ventajas. Por una parte, las verduras crudas mantienen intactas algunas propiedades que se pierden si sus nutrientes son sometidos a temperaturas elevadas. Por otro lado, el calor hace que se eliminen algunos problemas de ciertos vegetales y se potencie su efecto beneficioso.

Sus propiedades pueden verse alteradas en función de cómo sean consumidas

Hoy te revelaremos cómo preparar la espinaca para que no pierda sus propiedades. Antes de nada, debes saber que cocinarla destruye las paredes celulares, lo cual es bueno, ya que incrementa la disponibilidad de nutrientes. 

Espinacas
Espinacas / Fuente: Unsplash

Crudas, más vitaminas

En el caso de las espinacas, consumirlas crudas puede ser una buena forma de proteger su alto contenido en vitamina C. La espinaca cruda también tiene menos calorías aún que la cocida y parece retener mejor los folatos, que se pierden en gran parte durante la cocción. Otra ventaja de comerlas crudas tiene más que ver con nuestros gustos, ya que es una forma de mantener su textura crujiente, muy placentera en ensaladas o guarniciones.

En este caso, como con otras verduras, es muy necesario lavarlas a fondo en agua abundante.

Cocidas: más minerales

El más importante es el hierro, mineral que refuerza el sistema inmunológico y que facilita la transferencia de oxígeno entre las células.

Una taza de espinaca cruda proporciona aproximadamente 0.8 miligramos de hierro, mientras que 1/2 taza de espinacas cocidas tiene 3.2 miligramos. Así que la clave para que las espinacas no pierdan sus nutrientes está en cocinarlas durante 25 minutos, de acuerdo con varios libros de cocina del siglo XIX.

Espinaca
Espinaca / Fuente: Unsplash

A continuación, te decimos cuál es la forma correcta de cocer espinacas:

1. Coloca las hojas de espinaca frescas en un colador. Selecciona las hojas y desecha las que estén viscosas o marchitas. Enjuaga las restantes con agua fría. Agita el colador mientras las enjuagas para mover las hojas y asegúrate de que todos los residuos se eliminen.

2. Mide la cantidad de espinacas que vas a consumir. Una taza de espinaca fresca se cocina con poco menos de 1/3 de taza de agua; triplica la cantidad si deseas comerlas con una taza de verduras cocidas.

3. Agrega una pequeña cantidad de aceite de oliva o agua a una sartén precalentada. El aceite evitará que se pegue; aunque hervirlas también funciona.

4. Coloca la porción de hojas de espinaca en la sartén con el aceite para saltearlas o en agua. Revuelve las hojas mientras se cocinan y luego sirve. La espinaca estará cocida cuando notes que las hojas se vuelven más verdes o se marchitan ligeramente. Se vuelven babosas cuando se cocinan en exceso.