La primavera en su plenitud ya está aquí, y con ella llega el turno de una tradición catalana que para muchos seguro que es de lo más desconocida: el pubillatge. El pubillatge en Catalunya es una tradición que ha estado arraigada durante siglos a la vida cultural y social de muchos pueblos y ciudades del territorio. La figura del hereu y la pubilla, aunque se encuentra en varios puntos de Europa, ha tenido en Catalunya un desarrollo y una importancia única. El término pubilla hace referencia a la mujer joven de la familia que es designada como representante de esta línea de descendencia, mientras que el hereu se hace cargo de la herencia y los bienes familiares, manteniendo así la continuidad del patrimonio y la cultura del clan. Estas figuras, no obstante, van más allá del simple rol social, ya que también fueron concebidas como símbolos de la identidad de la comunidad, un reflejo de las tradiciones arraigadas a la tierra y el pueblo.

Las primeras referencias históricas del pubillatge en Catalunya fechan de la época medieval, cuando la figura del hereu se estableció como garante de la continuidad del patrimonio y la familia. Este modelo patriarcal, sin embargo, también implicó la designación de la pubilla como portadora de la dignidad de la casa. En aquel tiempo, las familias nobles y campesinas de Catalunya usaban el pubillatge para reforzar sus raíces culturales y para establecer linajes importantes en la sociedad. Mientras que el heredero se hacía cargo de las tierras familiares, la heredera representaba la virtud, la belleza y los valores culturales y sociales del núcleo familiar.

Las herederas de los diferentes barrios de Lleida el año 2004 / ACN
Las pubilles de los diferentes barrios de Lleida el año 2004 / ACN

Aunque el pubillatge fue tradicionalmente una práctica reservada a las familias con poder económico y social, con el paso del tiempo se extendió a las festividades populares y pasó a representar la unidad de cada comunidad local. Durante los siglos XIX y XX, el pubillatge empezó a adquirir una gran relevancia en las fiestas mayores y otros acontecimientos locales, con la selección de hereus y pubilles como parte de la celebración de la identidad colectiva de un pueblo o ciudad. Las primeras elecciones de pubilles en las fiestas mayores se consolidaron como tradición en muchos municipios de Catalunya, donde la ceremonia se convertía en un acto cargado de simbolismo.

¿Cómo es el pubillatge hoy día?

Una vez entendidos los términos de hereu y pubilla, hay que subrayar que esta tradición ha cambiado mucho a lo largo de los siglos. Con la llegada del siglo XXI, el pubillatge en Catalunya ha vivido una evolución sustancial, adaptándose a las nuevas realidades sociales y culturales del país. Aunque mantiene la estructura tradicional, el pubillatge ha ido incorporando nuevas dimensiones, especialmente con respecto al rol de la mujer y la inclusión de la diversidad.

Participantes al certamen Nacional del Pubillatge 2024 / Foment de las Tradiciones Catalanas
Participantes al certamen Nacional del Pubillatge 2024 / Foment de les Tradicions Catalanes

Actualmente, la tradición consiste en nombrar durante un año uno/a o más jóvenes representantes de los pueblos y ciudades en el ámbito cultural y tradicional. En los primeros certámenes de elección de hereu o pubilla, que normalmente se celebran durante las fiestas de cada localidad que mantiene la tradición, se valoraban aspectos como la belleza o las virtudes morales como la dedicación al hogar y la familia, pero todo eso, afortunadamente, ha cambiado. De hecho, algunas fiestas mayores incluyen varias categorías, con títulos como "pubilla", "hereu", "pubilleta" o incluso "pubilla de la cultura", que distinguen aquellos individuos que representan aspectos diversos de la comunidad, como la cultura, el deporte o el voluntariado. Eso permite que personas de diferentes orígenes y géneros puedan formar parte de estas celebraciones y perpetuar la tradición de manera más abierta e igualitaria. Así, el pubillatge ya no se limita a la representación de una clase social específica, sino que se ha convertido en una celebración de la diversidad, una manera de poner de relieve las múltiples facetas de la identidad local.

Las herederas y herederos, a examen

Hay una normativa muy concreta y estricta para convertirse en hereu o pubilla oficial de una localidad, barrio, comarca, entidad... y está todo regularizado por el Foment de les Tradicions Catalanes y el Foment del Pubillatge Català. Los y las candidatas tienen que superar pruebas basadas en el conocimiento de la cultura y la historia catalanas y la actualidad, y tienen que tener aquello que se conoce como 'un buen don de palabra'.

El Foment de les Tradicions Catalanes es una entidad con personalidad jurídica propia que establece el reglamento y protocolo del pubillatge. Son los encargados de poner unas bases en común de cómo el pueblo tiene que escoger a cada representante y también se encargan de escoger a los representantes en el ámbito nacional. Cada año se escogen unos representantes y para ser escogido solo tienes que ser heredero o heredera local y presentarte al examen.

Lo habéis leído bien, se tienen que superar unas pruebas que incluyen preguntas sobre historia de Catalunya, geografía, fiestas populares, costumbres, literatura catalana, y figuras destacadas de la cultura catalana. Además, también se pueden incluir preguntas sobre el funcionamiento de las instituciones catalanas, la lengua catalana y la actualidad cultural del país. También puede ser que las candidatas y candidatos tengan que realizar un pequeño redactado o reflexión sobre temas relacionados con Catalunya, la lengua, la cultura o la tradición del pubillatge. La prueba oral acostumbra a consistir en una exposición o discurso donde se valora un uso de catalán correcto, expresividad y capacidad de comunicación. Recordemos que no se trata de un concurso de belleza; lo que importa es el compromiso y la representación cultural.

En conclusión, con el paso del tiempo, el pubillatge ha dejado de ser solo una tradición folclórica para convertirse en una herramienta viva de representación y reivindicación cultural. Los herederos y las herederas de hoy no solo encarnan los valores históricos de sus pueblos, sino que asumen un rol activo como embajadores de la lengua, la cultura y las tradiciones catalanas.