Cada palabra que utilizamos en nuestro día a día tiene detrás una curiosa historia que revela sus orígenes. Es posible que no te hayas parado a pensar, pero resulta que muchas palabras castellanas tienen raíces bien catalanas. Es por eso que en La Gandula de ElNacional.cat nos ha picado la curiosidad y, a continuación, te traemos una recopilación de 10 palabras en castellano que, aunque no lo parezca a primera vista, tienen sus raíces en el catalán.
📍 La bonita palabra en catalán que sirve para mostrar afecto y se está perdiendo
Palabras en castellano con origen catalán
'Alioli'
Una de las más evidentes de esta colección es alioli, que viene de "allioli". En algunas zonas de España, como Aragón, es habitual el término ajoaceite para nombrar a la misma receta (que, en realidad, no lleva huevo, solo ajo y aceite), pero la sonoridad del "allioli" catalán le ha dado la hegemonía lingüística.
Lo que nos lleva a pensar que quizá, en el futuro, ¡pantumaca esté totalmente aceptado y extendido!
'Añorar'
La nostalgia es catalana, aunque su madre es latina. Ignorare significaba “no saber dónde está algo o alguien”. En castellano, esa palabra dio lugar a ignorar, pero en catalán también dio pie a "enyorar", que tenía el mismo significado, pero con un matiz: no sabías dónde estaba algo o alguien y te daba pena no saberlo. De ahí la añoranza castellana.
'Bandolero'
Este es uno de los giros más graciosos, porque bandolero es una palabra de ida y vuelta. La palabra bando (en el sentido de facción o grupo, no de edicto) apareció primero en castellano, y provenía del gótico bandwo, que significa “bandera” o “emblema”. De ahí pasó al catalán como "bàndol". Y aquí extendimos el término a todos los que formaban parte de uno de esos bandos como "bandoler", que luego adoptaron los castellanos con lógica naturalidad.
'Borracho'
Los romanos se emborrachaban tanto como cualquiera, pero ebrietas no da lugar a una borrachera. ¿De dónde viene el término, entonces? Pues de un término catalán para nombrar una redoma: "morratxa". Por deformación, o intencionadamente al cambiarle la M inicial por una B de botella, la bota de vino era la "borratxa", y el que se amorraba a ella, el "borratxo", y de ahí un término tan extendido hoy.
'Cantimplora'
Quizá una de las mejores aportaciones del catalán, la más poética, pues la palabra para designar este recipiente de viaje nace de dos conceptos asociados: se dice que canta (por el sonido que hace el agua al moverse en su interior y al salir) y llora (al verter esa agua en tu boca), por lo que "canta i plora" = cantimplora.
'Capicúa'
Palíndromo suena realmente culto, es una palabra que personalmente nos encanta, pero los catalanes hicimos aquí lo que suelen hacer los ingleses: aprovechar la brevedad de algunas palabras para crear palabras nuevas.
Así, cabeza-y-cola no parece la mejor alternativa para un palíndromo, es decir, un número o palabras que se leen igual desde el principio o desde el final, o del derecho y del revés. Pero capicúa, como alioli, es tan rápida y fluye tan bien que ha hecho fortuna en la lengua vecina.
'Faena'
En castellano, el “trabajo” viene de la palabra latina tripalium, una herramienta con tres palos con los que se les pegaba palizas a los esclavos.
Pero en latín existía también el término faciendus, que era 'lo que estaba por hacerse', cuyo nominativo femenino era facienda, de donde los catalanes acabamos sacando faena para indicar eso mismo: lo que estaba por hacer.
Lo curioso es que esa "faena" pasó al castellano tal cual… ¡y en catalán siguió cambiando para convertirse en "feina"!
'Guante'
Los romanos no usaban guantes y no tenían un término para describirlos, pero los germanos, que vivían en entornos más fríos, sí, y los llaman wantus. Así, esos germanos fueron dejando variantes en los países e idiomas por donde pasaban: want, guanto… y del francés gant pasó al catalán como "guant". ¡Y de ahí al castellano como guante!
'Quijote'
Una de nuestras favoritas. No deja de tener gracia que la palabra que da nombre al personaje icónico de la lengua castellana, Don Quijote, tenga origen catalán: viene del "cuixot", que era la pieza de la armadura que guardaba el muslo.
'Trébol'
La planta que conocemos con este nombre ya fue nombrada en griego clásico, y los romanos la adoptaron como trifolium, 'tres hojas'. Hacia el siglo XV, en catalán ya existía el término "trevoll" para designarla, y en el Diccionario de la Real Academia Española se incorporó en 1739 ya como trébol, indicando su origen catalán.
¿Qué te parecen todas estas aportaciones? Los diccionarios etimológicos siempre guardan sorpresas en su interior, ya que las palabras viajan mucho más que las personas que las pronuncian... y también cambian más. ¿Cuál es tu favorita de estas 10?