Cuando los niños aprenden a escribir, muchos padres se sorprenden al comprobar que sus hijos desarrollan en algunos casos lo que se conoce como escritura en espejo, que significa que colocan letras o incluso los números al revés, de derecha a izquierda, de tal forma que en un espejo se leerían correctamente. Durante años se pensaba que era signo de algún tipo de problema cerebral, de que los niños eran zurdos o incluso que sufrían algún tipo de patología como el autismo, o la epilepsia.

En 1926, el científico Macdonald Critchley, escribió uno de los primeros artículos al respecto, que lleva por título, El significado de la escritura en espejo, y en el que se deja entrever que no tiene por qué ser signo de algún tipo de problema. El experto aseguraba que cuando los niños aprenden a escribir, “persiste durante algún tiempo un elemento de duda en cuanto a la orientación correcta en el espacio no solo de las letras, sino incluso de las palabras, que después de todo es puramente un arreglo arbitrario. Esto es particularmente cierto en el caso de los niños que intentan escribir antes de dominar por completo sus letras”.

Un niño escribe desde el suelo / Unsplash
Un niño escribe desde el suelo / Unsplash

Qué dice la ciencia

En los últimos años, se han llevado a cabo diversas investigaciones al respecto, en las que se ha demostrado que el hecho de ser zurdo o diestro no está directamente relacionado con la escritura en espejo y que es una fase del desarrollo y aprendizaje de los niños que puede producirse entre los cinco y los siete años y que se corrige de forma natural sin que tenga ninguna consecuencia con el tiempo.

Los expertos creen que cuando aprenden a escribir, los niños en primer lugar memorizan la forma de las letras, pero todavía no tienen clara su orientación, que se aprende con posterioridad. Además, a esta edad no tienen por qué tener todavía plenamente desarrollada la lateralidad ni la visión espacial, lo que puede dificultarles la escritura.

Sin embargo, aunque es cierto que en muchos casos desaparece sin más, los padres deben estar atentos porque puede ser signo de alguna dificultad o problema en el desarrollo del menor. Puede ser consecuencia de un trastorno en la percepción, en la atención, la visomotricidad, la coordinación óculo-manual, en la propiocepción o en la propia lateralidad. Por es importante si problema se alarga y no desaparece con los 7 años o se produce con demasiada frecuencia, acudir a un neurólogo para descartar cualquier tipo de patología.

Otro de los mitos que ha acompañado a la escritura en espejo es que es signo de dislexia. Lo cierto es que la mayoría de los niños pequeños que escriben en espejo no presentan dislexia, pero sí que puede ser un síntoma de este trastorno. La dislexia, como explica DISFAM, la Asociación Iberoamericana de Dislexia y Familia, es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura, de carácter persistente y específico, por el que las personas manifiestan de forma característica dificultades para recitar el alfabeto, denominar letras, realizar rimas simples y para analizar o clasificar los sonidos. Además, la lectura se caracteriza por las omisiones, sustituciones, distorsiones, inversiones o adicciones, lentitud, vacilaciones, problemas de seguimiento visual y déficit en la comprensión.