La ciudad de Barcelona no se ha caracterizado como un territorio especialmente acogedor para ERC cuando se habla de la carrera al consistorio. Hasta que Ernest Maragall ganó las últimas elecciones municipales con sus diez concejales y el 21,4% de los votos, el techo de los republicanos en la capital catalana estaba en los cinco concejales conseguidos el 2003 con Jordi Portabella y el 2015 con Alfred Bosch. Hasta el 2019, ERC nunca había conseguido la victoria en ningún distrito ni en ninguno de los 73 barrios de la ciudad.

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No obstante, hace cuatro años Maragall, con Junts en caída libre y el PSC noqueado por el procés independentista, consiguió empuñar la bandera de la alternativa a Colau, ganó en los distritos de Les Corts y l'Eixample, granero de votos habitual de CiU, y se apuntó la victoria en 29 de los 73 barrios de la ciudad, rascando también en territorios de los comuns, como los barrios de la Barceloneta o Sants, cuatro de los cinco barrios de Gràcia, o los barrios de la Sagrera, Sant Martí, el Congrés, Navas y Camp del Arpa, entre otros. No obstante, la victoria en las urnas no le sirvió a Maragall para conseguir la alcaldía, porque Ada Colau le sorprendió desbancándolo con un pacto con el PSC y los Ciudadanos de Manel Valls.

Alternativa a Colau

Este 28 de mayo Maragall, con 80 años, lo volverá a intentar. Aunque las encuestas parecían sonreírle, la irrupción de Xavier Trias como candidato de Junts ha trastocado el tablero y ha obligado al candidato de ERC a revisar la estrategia. Maragall se ha caído de las primeras posiciones de la carrera donde se había atrincherado en los últimos cuatro años y las encuestas apuntan que ahora es Trias quien ha conseguido hacerse con la bandera de un relevo de Colau, por el cual, según los sondeos, suspiran dos de cada tres barceloneses. Aunque los responsables de la campaña aseguran que, una vez encajado el golpe, las proyecciones demoscópicas se están reubicando, las encuestas se muestran tozudas y no reflejan esta supuesta recuperación.

Fuentes republicanas conocedoras de la evolución reciente del partido en Barcelona responsabilizan de esta situación a la estrategia de alianzas de ERC en Catalunya y España, que habría impedido a Maragall marcar distancias con el gobierno de comuns y PSC. Recuerdan que ERC fichó a Maragall como candidato, en septiembre del 2018, ocho meses antes de las elecciones del 2019, cuando el entonces líder municipal de ERC, Alfred Bosch, ya había sido ratificado en unas primarias con el apoyo del 87% de la militancia y cuando ya hacía meses que los sondeos -entre los cuales el barómetro municipal- apuntaban a una victoria de ERC. Subrayan que en círculos municipales aquel relevo se atribuyó a la estrategia que había mantenido Bosch, de enfrentamiento abierto con Colau, en un momento en que ERC ya apostaba, tanto en la política catalana como en el Estado, por pactar con socialistas y comunes.

Estrategia de ERC

Igualmente, se apunta ahora que los intentos de Maragall para marcar distancias con Colau, más todavía teniendo en cuenta que la alcaldesa lo desbancó a pesar de haber conseguido la victoria, se habrían visto condicionados por el contexto general en que el Govern de Pere Aragonès se sustenta sobre el voto de los comunes y los apoyos de PSC. Así lo hicieron evidente los presupuestos de Barcelona del 2022 y del 2023, que los republicanos han permitido que prosperaran con su abstención, casi al mismo tiempo que se aprobaban en el Parlament las cuentas de la Generalitat con el apoyo del partido de Jéssica Albiach. Esta situación habría afectado, en opinión de estas fuentes, a la capacidad de Maragall para presentarse como la oposición para desbancar a Colau en el momento en que irrumpió Trias en escena cargando sin ambages contra la alcaldesa.

El objetivo de la campaña de Maragall es ahora intentar recuperar terreno, reconquistar la bandera de la alternativa a Colau y recoger votos en todos los graneros posibles. Los estrategas de ERC aseguran que su partido tiene frontera con los tres otros partidos que se disputan las primeras posiciones -Junts, comuns y PSC- y que interpelará a todos sus votantes, "desde Nou Barris hasta las zonas altas de Barcelona". Pero no está resultando nada fácil y Maragall se está viendo obligado a buscar la confrontación con sus rivales para resituarse en la campaña. Después que el lunes cargó directamente contra los socialistas catalanes, dejando claro que no pactará con el PSC en el futuro consistorio, este miércoles la última embestida contra Jaume Collboni, haciendo salir en campaña los derechos LGTBI, ha conseguido hacer saltar al candidato del PSC.

Maragall sube la apuesta, sabe que, a diferencia de Colau, para él, la única vía -a pesar de que no suficiente- para llegar a la alcaldía es conseguir de nuevo la primera posición en la carrera.