Las elecciones generales de este 23 de julio estarán reñidas. Así lo constatan todos los estudios demoscópicos que, si bien dan una clara victoria del Partido Popular --a excepción del CIS, que mantiene la ventaja para el PSOE--, no aseguran la mayoría absoluta para la suma de los de Alberto Núñez Feijóo y Vox. En un escenario electoral como este, la única certeza es que no hay nada a ciencia cierta, y los partidos se lanzan a la desesperada a cazar tantos votos como sea posible para incrementar sus posibilidades de alzarse como los ganadores de los comicios. Pero más allá de tener un elevado apoyo popular, el elemento clave es saber optimizar estos resultados.
 

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Hay una decena de circunscripciones menores en que los principales partidos políticos prestarán toda su atención. Y es que, más allá de las provincias como Madrid o Barcelona, que reparten cantidades ingentes de diputados en el Congreso, hay todo un puñado de territorios que reparten cuatro escaños y serán estratégicamente valiosos. Se trata de Albacete, Álava, Burgos, Cáceres, La Rioja, León, Lleida, Lugo, Ourense y Salamanca. En todas de ellas, las formaciones políticas tienen claro que el último escaño podría decantarse hacia un color u otro por solo un puñado de votos. La diferencia entre obtener un representante más o menos varía por la mínima.

En prácticamente todas estas provincias, tanto el PP como el PSOE saben que tienen asegurado como mínimo un diputado. Ahora bien, la duda aparece cuando se busca obtener un segundo representante, ya que aquí entran en disputa no solo los populares y los socialistas, sino que también otras formaciones --fundamentalmente Vox y Sumar, pero también los partidos nacionalistas en los territorios de Catalunya y el País Vasco-.

Albacete y Álava, ejemplos claros

Vemos algún ejemplo concreto de 2019. En Albacete, los diputados se repartieron entre el PSOE, el PP y Vox de la siguiente manera: dos escaños para los de Pedro Sánchez, uno para los populares, y uno para los de extrema derecha. Pero mientras que los socialistas consiguieron a la mitad de los representantes con solo el 32,6% de los votos, el partido que ahora encabeza Feijóo tuvo que conformarse de obtener el mismo número de diputados que Santiago Abascal a pesar de superar cómodamente sus apoyos --27,5% a 20,7%-. Este es un buen ejemplo de un territorio donde, si los populares hubieran estado capaces de concentrar los votos de los electores de la derecha, se habrían podido llevar a dos diputados y dejar a los ultras sin.

Otro caso todavía más claro es el de Álava, donde los cuatro diputados en juego se repartieron de manera muy equitativa ahora hace tres años y medio. Concretamente, tocó un diputado por partido al PNV --23,6% de votos--, el PSOE --21,9%--, Unidas Podemos --16,5%-- y EH Bildu --16,1%--. En cambio, el Partido Popular se quedó sin ningún escaño a pesar de fregar los resultados de sus rivales más próximos, con el 14,9% de los apoyos. A las elecciones de este año, en el que se espera un impulso de los populares, este cuarto diputado comportará una batalla encarnizada entre los de Feijóo, Yolanda Díaz y los abertzales: uno de ellos se tendrá que quedar sin representación todo y previsiblemente obtener resultados similares.

El voto útil que buscan PP y PSOE

No es ninguna sorpresa que, esta vez más que nunca, los principales partidos hagan un llamamiento al 'voto útil', un concepto que consiste en no perder ningún voto y obtener un buen reflejo de la voluntad popular. En Álava mismo, por ejemplo, si el último escaño puede caer a manos del PP a costa del cual lo pierda el espacio que ahora encarna Sumar y EH Bildu, el PSOE hace lo imposible para que el electorado de izquierdas de esta provincia se entregue al 'voto útil' y concentre su voto Pedro Sánchez. De esta manera, los socialistas quizás podrían llegar a obtener dos representantes y no se perdería el voto que ha ido a otras formaciones pero que se quedan sin escaño. Un análisis muy calculado y que también tienen en cuenta los mismos partidos, inevitablemente. De hecho, el PSOE ya hace semanas que publica anuncios diferenciados en varias provincias clave en que marca el número de votos que les falta para "sacarle un escaño a las derechas". En un escenario como el del 23-J, la rivalidad está servida.