Tal día como hoy del año 1711, hace 312 años, en el contexto de la guerra de Sucesión Hispánica (1705-1715), las tropas borbónicas francocastellanas, comandadas por Adrien-Maurice de Noailles, entraban en la ciudad que había capitulado el 14 de enero anterior. Aquella ocupación venía precedida de un durísimo asedio de seis semanas, durante el cual los asaltantes habían conseguido el control del castillo de Montjuïc (29 de diciembre de 1710), y habían emplazado un tren de artillería de gran alcance en el Puig d'en Roca que lanzó centenares de bombas sobre la trama urbana de la ciudad, cosa que provocó la destrucción de docenas de edificios y la muerte de centenares de personas.

La caída de Girona representó un golpe durísimo para las expectativas de Catalunya, en aquella guerra. Lleida, la puerta de Catalunya hacia el valle del Ebro y el centro y norte peninsulares, había caído en octubre de 1707, y durante la campaña de 1710, que habría podido cambiar el curso de la guerra —con la derrota borbónica a Torrero y con Felipe V huyendo disfrazado de molinera—, no se pudo recuperar. Y Tortosa, la puerta de Catalunya al levante y al sur peninsulares, había caído en julio de 1708. En el momento en que se produjo la caída de Girona, el ejército austriacista había perdido el control sobre los extremos del país, y la sensación de aislamiento terrestre era, cada vez, más intensa.

Luis XIV de Francia, el abuelo y valedor de Felipe V de las Españas, nunca confió en los militares hispánicos, y cuando quería asegurar el control sobre una plaza estratégica, ordenaba a su nieto que la comandancia militar quedara en manos francesas. Por este motivo, después del asedio y ocupación borbónica de Girona, la ciudad quedó bajo el control de la parte, exclusivamente, francesa del ejército borbónico, comandada por el mismo Noailles. Aquella situación se prolongó hasta más allá de la conclusión del conflicto en la península (septiembre, 1714), y la capital del Ter sería, de facto, una ciudad ocupada y represaliada por Luis XIV mientras en Madrid gobernaba Felipe V.