Tal día como hoy del año 1391, hace 632 años, en Barcelona, se producía el asalto a la Judería de Barcelona, que se saldó con 300 personas de la comunidad judía local brutalmente asesinadas, el saqueo de la mayoría de las casas del barrio y la destrucción de buena parte del patrimonio familiar de los habitantes del barrio. Después de aquel ataque, la Judería de Barcelona —la más rica y poblada de los países de la Corona catalanoaragonesa y una de las más potentes, cultural y económicamente, del Mediterráneo— ya no se recuperaría nunca más. Muchos de sus habitantes, se vendieron las casas, o lo que quedaba de ellas, y se dispersaron por varios puertos de la península italiana.

Aquel asalto se produjo en un escenario de crisis política y económica muy profunda. La devastadora Peste Negra (1348-1351) había marcado el principio del fin del régimen feudal, que imperaba, prácticamente, por toda Europa desde los siglos IX y X. El nuevo modelo político que empujaba con bastante era de tipo preabsolutista. El estamento de la corona —con sus tradicionales aliados burgueses— presionaba para romper el tradicional equilibrio de fuerzas propio del régimen feudal, en detrimento de los otros dos estamentos: la nobleza y la Iglesia. A todo eso, se sumaban las constantes añadas de carestía alimentaria, provocadas por la desaparición de mano de obra productora durante la crisis sanitaria.

En aquel contexto de conflictividad, la nobleza y la Iglesia catalanas abrazaron la oleada antisemita que, por motivos muy diferentes, recorría el sur de la Corona castellanoleonesa, y promovieron varios pogromos contra la comunidad judía, que suponían un ataque a uno de los principales aliados del estamento de la corona. Durante los pogromos de 1391, el rey Juan I no fue capaz de defender a sus vasallos y la oleada antisemita abarcó varias ciudades de los dominios catalanoaragoneses. Bien al contrario de lo sucedido durante el conato antisemita de 1348, que el rey Pedro III había resuelto de forma enérgica, castigando duramente a los culpables.