Tal día como hoy del año 1542, hace 480 años, a Linlithgow (reino de Escocia); nacía María Stuart, hija única de la pareja formada por el rey Jaime V de Escocia y su segunda esposa María de Guisa. Precisamente María de Guisa (Bar-le-Duque, ducado independiente de Lorena, 1515 – Edimburgo, Escocia, 1560) era tataranieta de Renato I de Provenza (1409-1480), nombrado conde independiente de Barcelona por las instituciones catalanas (1466-1472) durante la Guerra Civil catalana (1462-1472), por su condición de hijo de la infanta Violante de Aragón, nieto del conde-rey Juan I y bisnieto del conde-rey Pedro III. María de Guisa y María Stuart siempre tuvieron la bandera cuatribarrada en su heráldico.

María de Guisa fue casada con Jaime V después de la prematura muerte de la primera esposa del rey escocés, Magdalena de Valois. Jaime y Magdalena no habían tenido descendencia, y María Stuart, cuando nació, se convirtió en la heredera al trono de Escocia. Solo seis días después moría su padre, el rey Jaime V (14 de diciembre de 1542); y María fue coronada reina en el castillo de Stirling, en una ceremonia protegida por 3.500 soldados. Durante sus primeros años estuvo semioculta y protegida en varios castillos del país para impedir que los protestantes proingleses la secuestraran o la asesinaran. Finalmente, en 1548 —con seis años— fue enviada a la corte de París (gobernada por el partido católico de sus parientes Guisa de Lorena).

En 1558 —a los dieciséis años— su vida dio un vuelco radical. Acababa de morir María I de Inglaterra y el Parlamento de Londres coronó a su hermanastra Isabel. María Stuart tenía ciertos derechos a la corona inglesa como nieta de una hermana de Enrique VIII; y los católicos ingleses la presentaron como la reina legítima. María fue casada con el heredero al trono de Francia, Francisco, para reforzar su posición política (1558): se pretendía convertirla en la reina católica de Escocia y de Inglaterra. Pero después de enviudar (1560) fue traicionada por su nuevo esposo, buscó refugio en Inglaterra, fue abandonada por sus partidarios, los ingleses la acusaron de conspiración y la encarcelaron (1568) y, finalmente, fue ejecutada por orden de Isabel (1587).