Tal día como hoy del año 1648, hace 373 años, en Madrid, moría Diego de Saavedra Fajardo, que había sido el representante plenipotenciario de la cancillería hispánica de Felipe IV en las negociaciones de paz de Münster (1648), que tenían que poner fin a la Guerra de los Treinta Años (1618-1648). Desde su privilegiada posición, fue el primer político de relieve hispánico de su época que advirtió, públicamente, que el Imperio de los Habsburgo hispánicos había perdido su liderazgo continental y mundial. Saavedra murió -en extrañas circunstancias- tan solo seis meses y medio después de la firma del Tratado de Münster (30/01/1648).

Aquellas negociaciones coincidieron con la Revolución catalana de los Segadors (1640-1641) que conducirían a la Guerra de Separación de Catalunya (1640-1652). A partir de 1644, las cancillerías de París y de Barcelona habían pactado la presencia de un representante del gobierno catalán en la mesa de negociaciones de Münster, en la persona de Francesc de Montpalau -embajador de Catalunya en París y amigo personal del cardenal Mazzarino-, aunque la cancillería hispánica no reconocía la desvinculación de Catalunya con respecto a la monarquía hispánica (1640-1641). Saavedra se vio en la difícil e incómoda situación de conversar y negociar con su homólogo catalán.

De la misma manera, tuvo que conversar y negociar con los ocho representantes que el gobierno de los Países Bajos había enviado a aquella conferencia. Cuando las negociaciones culminaron (principios de 1648), los Países Bajos (que hacía ocho décadas que estaban en guerra contra la dominación hispánica) tenían una posición de fuerza que consagraría su independencia. Pero, en cambio, en el mismo momento los catalanes tenían una dependencia excesiva con respecto a la monarquía francesa; y, sobre todo, las relaciones Barcelona-París sufrían un fuerte deterioro y una crisis de confianza que impediría el reconocimiento internacional que obtuvieron los neerlandeses.