Tal día como hoy del año 1938, hace 85 años, en Valladolid (entonces zona controlada por la Junta rebelde de Burgos) y en el contexto de la Guerra Civil Española; moría el general Severiano Martínez Anido, quien, durante la década de 1920, había sido uno de los elementos más destacados de la represión policial contra los movimientos obreros catalanes y contra sus líderes. En el momento de su muerte, Martínez Anido (Ferrol, Galicia, 1862) era el responsable del gobierno rebelde de Burgos para recibir instrucción policial de la Gestapo —la policía política del régimen nazi alemán— y de coordinar con Berlín las extradiciones de disidentes políticos.

Anteriormente, en noviembre de 1920, el gobierno conservador del presidente Eduardo Dato lo había nombrado gobernador civil de Barcelona, y durante dos años —hasta el 24 de octubre de 1922, fecha en la que fue cesado por la escandalosa brutalidad de sus métodos— desplegó una dura y violenta represión policial y militar contra las organizaciones obreras y contra sus líderes. La prensa lo acusó de connivencia con los pistoleros de la patronal y de mantener a sueldo a un grupo de delincuentes armados que asesinaban impunemente a los líderes obreros. Fue acusado de ordenar, entre otros, el asesinato del abogado laboralista y político catalanista Francesc Layret.

Con el régimen dictatorial de Primo de Rivera (1923-1930/31), fue nombrado ministro de Gobernación y vicepresidente del Gobierno. Durante esa etapa, efectuó varias proclamas muy ilustrativas de su ideario. En 1924, el gobierno dictatorial desterró a Unamuno a la isla de Fuerteventura, y Martínez Anido proclamó. "Yo cortaría varias cabezas de intelectuales para que no molesten más. Si yo pudiera (...) Unamuno no llegaría vivo a Fuerteventura". Y poco después, en 1928, ante el fracaso de su política represiva en Catalunya, proclamaría: "Hay que llenar Cataluña de lo peor que tanga España", proponiendo la creación de un escenario permanente de violencia en Catalunya.