Tal día como hoy, hace 308 años, la isla de Menorca era ocupada por el ejército británico. Esta acción estaba enmarcada dentro del contexto de la Guerra de Sucesión española (1705-1715), que enfrentó al rey Borbón español -y Castilla, Navarra y Francia- con el pretendiente Habsburgo -y la Confederación catalano-aragonesa, Inglaterra, Austria, Holanda y Portugal. El interés estratégico de la isla y la facilidad que ofrecía para ocuparla -había quedado en manos de una escasa guarnición borbónica- precipitaron la maniobra. Los británicos llegaban para quedarse. Con breves intervalos de dominación francesa o española, estuvieron 94 años.

Cuando los británicos ocuparon Menorca la guerra ya había tomado un camino decisivo. El año anterior (1707) el pretendiente Habsburgo y sus aliados habían sufrido una serie de trascendentes derrotas que inclinaban -decididamente- la balanza a favor del Borbón. En abril la batalla de Almansa había precipitado la caída de València. Y en noviembre masacraban Lleida y ponían un pie en el Principat. Al pretendiente Habsburgo sólo le restaban Catalunya (sin Lleida y Tortosa) y las Illes Balears (excepto Menorca). La idea de una España confederal -el modelo Habsburgo- se disipaba. Y en los cenáculos de poder catalano-isleños ya se hablaba de una guerra por la independencia.

Richard Kane, el gobernador británico de Menorca más popular

Los británicos, asustados por las derrotas peninsulares, activaron su plan alternativo. Que consistía en asegurar sus beneficios por la participación en el conflicto. En 1704 había sido Gibraltar. En 1708 Menorca. Y de haberse hecho efectivo el Tratado de Génova (1705) -firmado entre la Generalitat y la reina de Inglaterra- el siguiente paso era Catalunya. En la actualidad la Union Jack todavía ondea en el Peñón. Como lo hizo durante todo el siglo XVIII en Menorca. Un siglo que, en la isla, representó una auténtica revolución en todos los campos: agrario, comercial, cultural e infraestructural. La época de la plenitud menorquina, que se truncó en 1802 con la reversión de la isla a la soberanía española.